Corea del Norte y Corea del Sur acordaron este martes restablecer su línea telefónica militar directa, abandonada durante casi dos años.
Corea del Norte indicó durante el primer encuentro de alto nivel entre los dos países desde diciembre de 2015, que la línea militar instalada en la parte occidental de la frontera está de nuevo operativa, precisó el viceministro surcoreano de la Unificación, Chun Hae-Sung, a la prensa en Seúl.
“Nuestro lado decidió empezar a utilizar la línea telefónica militar a partir de mañana a las 8:00 horas locales”, dijo.
La línea fue desconectada en febrero de 2016 cuando Seúl anunció el cierre del complejo industrial conjunto de Kaesong, del lado norcoreano de la frontera.
Otra línea telefónica situada en la parte oriental de la península está desactivada desde 2008 -cuando Seúl suspendió un programa de turismo al Monte Kumgang, cerca de la costa este norcoreana- y sigue cerrada por razones técnicas.
Las dos líneas telefónicas de uso militar fueron conectadas entre 2002 y 2003 cuando ambos países tuvieron un periodo de acercamiento durante las presidencias de los surcoreanos Kim Dae-Jung y Roh Moo-Hyun.
El anuncio de este martes se da luego de que los dos rivales reanudaran los contactos directos el miércoles pasado en Panmunjom, localidad fronteriza donde fue firmado el alto el fuego de la Guerra de Corea (1950-53).
El “teléfono rojo” fue establecido en 1971 para organizar encuentros de los gobiernos de las dos Coreas para tratar temas políticos y humanitarios.
Pero desde entonces las comunicaciones fueron interrumpidas en múltiples ocasiones, consecuencia de la vólatil relación entre Pyongyang y Seúl.
Los dos países reanudaron sus contactos el miércoles pasado luego de que Seúl propusiera conversaciones de alto nivel en respuesta al inusitado gesto de Kim Jong-Un que tendió una mano en su mensaje de Año Nuevo al sugerir que Corea del Norte podría participar en los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán en febrero en la ciudad surcoreana de Pyeongchang.
Los ensayos nucleares y balísticos de Pyongyang, acompañados por una escalada retórica belicista de Kim y el presidente estadounidense Donald Trump encendieron alarmas a nivel mundial.