Al menos 12 personas han muerto en las últimas horas en Irán, en la peor ola de violencia registrada en el país desde el inicio de las protestas, hace cinco días, contra la escasez y el poder, pese al llamado a la calma del Presidente Hasan Rohani, informaron los medios iraníes.
Al día siguiente de su llamado a la tranquilidad y de su promesa “de un mayor espacio para la crítica”, Rohani advirtió hoy que “el pueblo iraní responderá a los alborotadores”, una “pequeña minoría” según él.
Criticando de nuevo al régimen iraní, enemigo jurado de Estados Unidos, el Presidente Donald Trump afirmó que “es momento para el cambio” en Irán, después de haber dicho que “los regímenes opresores no pueden durar para siempre”.
Por quinta noche consecutiva, los iraníes volvieron a la calle en varias ciudades del país, entre ellas la capital, Teherán, para protestar contra el poder y las dificultades económicas, el desempleo, la carestía y la corrupción.
Según videos difundidos por los medios iraníes y las redes sociales, los manifestantes han atacado e incendiado edificios públicos, centros religiosos y bancos o sedes del Bassidj (milicia islámica del régimen). Los manifestantes también quemaron vehículos policiales.
En total, 12 personas, 10 de ellas manifestantes, han muerto durante la violencia desatada durante las protestas, que comenzaron el jueves en Mashhad (noreste), la segunda ciudad del país, antes de extenderse al resto de Irán.
Las autoridades afirman que las fuerzas del orden no disparan contra los manifestantes y acusan a “los alborotadores” o a los “contrarrevolucionarios” armados de infiltrarse entre ellos. La noche del domingo ocho manifestantes murieron en Toyserkan (oeste) e Izeh (suroeste), según los medios. En Dorud (oeste), en un incidente indirectamente vinculado con las protestas, dos pasajeros a bordo de un coche murieron cuando unos manifestantes se apoderaron de un camión de bomberos y lo lanzaron por una pendiente, chocando contra el vehículo. Otras dos personas murieron el sábado en esa misma ciudad.
Se trata de las primeras manifestaciones de este alcance desde el movimiento de protesta en 2009 contra la reelección del ex Presidente ultraconservador Mahmud Ahmadinejad. En la represión de este movimiento murieron 36 personas, según un balance oficial, y 72 según la oposición.
Hasan Rohani, elegido para un segundo mandato en mayo pasado, facilitó a Irán salir de su aislamiento, con el levantamiento de las sanciones internacionales impuestas por sus actividades nucleares. Este levantamiento de sanciones -con la firma en 2015 de un acuerdo histórico con las grandes potencias sobre el programa nuclear iraní- auguraba una mejoría de la mala situación económica, pero los frutos del acuerdo se hacen esperar.
Frente a las protestas antigubernamentales, hoy se organizaron manifestaciones de apoyo al poder y contra los “alborotadores” en varias ciudades del país, como Rasht, Zanján, Ahvaz y Takestán. Desde el inicio de los disturbios, unas 400 personas han sido detenidas, 200 en Teherán, según los medios. Pero un centenar de ella fueron después puestas en libertad.
“Lo que hace que los iraníes salgan a la calle son los problemas económicos cotidianos, la frustración ante la falta de empleo, la incertidumbre sobre el futuro de sus hijos”, explicó a France Presse Esfandyar Batmanghelidj, fundador del Europe-Iran Business Forum. Según este experto, los altercados de los últimos días surgieron por las medidas de austeridad adoptadas por el Presidente Hasan Rohani, como las reducciones en los presupuestos sociales o el alza de los precios de los carburantes.