El Papa Francisco pidió este martes en Birmania “respeto a todos los grupos étnicos y a su identidad”, pero no citó a los rohinyás ni se refirió a las acusaciones de “limpieza étnica” contra esta minoría musulmana o a su masivo éxodo hacia el vecino Bangladés.
El Pontífice compartió estrado con la líder birmana Aung San Suu Kyi, en la capital administrativa del país, Naypyidaw, sin citar directamente la crisis de los rohinyás, que ha centrado en los últimos meses la atención mundial.
Desde fines de agosto, más de 620.000 musulmanes rohinyás se han refugiado en Bangladés, huyendo de las violencias perpetradas por soldados birmanos y milicias budistas, según acusan. Naciones Unidos estimó que se trata de un “caso clásico de limpieza étnica”.
En su segundo día de visita a este país asiático, el Papa afirmó que el futuro de Birmania pasa por “la paz”, basada esencialmente en el “respeto por cada grupo étnico y su identidad”.
Por su lado, Aung San Suu Kyi –muy criticada hasta ahora por su gestión de la crisis de los rohinyás– se comprometió ante el papa a proteger los derechos y promover la tolerancia “para todos”.
“Nuestro gobierno tiene como objetivo realzar la belleza de nuestra diversidad y reforzarla, al alentar la tolerancia y garantizar la seguridad para todos” afirmó.
La iglesia birmana defiende a la Nobel de la paz ante las múltiples críticas por su falta de empatía hacia esta minoría, que vive mayoritariamente en el oeste del país. En cambio, la ciudad inglesa de Oxford, donde vivió Aung San Suu Kyi, le retiró el lunes el premio de la libertad que le había otorgado, debido a su “inacción” en esta crisis.