El ex presidente brasileño podrá apelar a la sentencia y no irá a prisión mientras dure ese proceso. Se trata de la primera vez que un ex mandatario de ese país es condenado por corrupción.

El ex presidente de Brasil, Lula da Silva, fue condenado a nueve años y seis meses de cárcel por delitos corrupción y lavado de dinero.

Esto debido a su implicación en la red de corrupción vinculado a una trama de sobornos.

La sentencia fue dictada por el juez Sergio Moro, quien declaró culpable a Lula de aceptar 3,7 millones de reales (1,1 millones de dólares) en sobornos de la firma de ingeniería OAS SA.

Los fiscales aseguran que con el dinero de la empresa, remodeló un departamento triplex en el municipio de Guarujá a cambio de su ayuda para obtener contratos en la estatal Petrobras.

El inmueble aparece en los registros como propiedad de la constructora OAS, pero el verdadero dueño sería el ex presidente, quien lo habría recibido en concepto de soborno, es decir, a cambio de “favores” hechos desde el poder de la empresa.

Pese a la condena, Lula todavía puede aspirar a ser candidato para las elecciones generales del próximo año. Solo sería impedido si la sentencia fuera ratificada en segunda instancia. El magistrado indicó en su fallo que el ex mandatario (2003-2010) podrá “presentar su apelación en libertad”.

Esta es la primera condena que recibe Lula, quien todavía responde a otras cinco causas penales abiertas por la Justicia, la mayoría de ellas relacionadas con el caso Petrobras.

Aparte de ellas, el ex presidente puede ser investigado por otros seis procesos, según solicitó la Corte Suprema con base en confesiones hechas por ex directivos de la constructora Odebrecht, y también está involucrado por revelaciones de ejecutivos por el grupo cárnico JBS.

En este último caso, la Fiscalía también presentó una denuncia por corrupción pasiva contra el actual presidente de Brasil, Michel Temer, quien puede ser despojado de su cargo si el Congreso aprueba el inicio de un juicio penal.