Las voces críticas acusaron al Presidente de Francia de caer en el “monarquismo”, por su predilección por el Palacio de Versalles, y de “americanismo”, por un discurso que se parece demasiado al del Estado de la Unión que acostumbran dar los Presidentes en Estados Unidos. Como sea, Emmanuel Macron convocó a los miembros de la Asamblea Nacional y del Senado en ese recinto -íntimamente asociado al poder absoluto del Rey Luis XIV, el Rey Sol- para presentar las prioridades de gobierno.
Se trató de un discurso inédito, ya que hasta 2008 estaba prohibido que el jefe de Estado se dirigiera en persona a los legisladores, y solo podía hacerlo por escrito o a través de un intermediario. Desde entonces hubo dos de estos mensajes presidenciales al Parlamento: en junio de 2009, cuando Nicolas Sarkozy se dirigió en medio de la crisis económica, y en noviembre de 2015, tras los atentados de París, cuando era Presidente François Hollande. Sin embargo, Macron lo quiere convertir en una norma. Este lunes dijo que -destacando su “consideración” por el Parlamento- prometió regresar “todos los años” a “rendir cuentas” de su acción ante los legisladores.
En su mensaje, Macron pidió a los senadores y diputados, la mayoría de estos últimos miembros de la coalición oficialista La República en Marcha, abocarse a aprobar en el curso de un año una serie de reformas, ya que si no las despachan dijo estar dispuesto a convocar a un referendo. Así, se presentó como un defensor de una “transformación resuelta y profunda”. Entre las iniciativas que planteó está la reducción en un tercio el número de parlamentarios e introducir una “dosis de proporcionalidad” en el sistema electoral, para que “todas las sensibilidades (…) estén representadas” en la Asamblea Nacional.
En la actualidad, en Francia hay un sistema de elección a dos vueltas el cual perjudica a aquellos partidos que logran muchos votos pero de manera dispersa, como es el caso del Frente Nacional, de Marine Le Pen, que en los pasados comicios legislativos tuvo casi tres millones de votos en la primera vuelta, pero solo logró ocho diputados en la Asamblea Nacional. El Partido Socialista, en cambio, tuvo 2,1 millones de votos, pero al final consiguió 44 escaños.
En su discurso de una hora y media, Macron también propuso una nueva ley antiterrorista que haga permanentes algunas normas aplicadas después de que se declaró el estado de emergencia en 2015 y que estará vigente hasta próximo el 1 de noviembre. Además, llamó a recobrar el espíritu de los fundadores para relanzar el proyecto comunitario europeo.
El mensaje también fue criticado por el momento escogido para pronunciarlo: un día antes de que el primer ministro Edouard Philippe se presente ante la Asamblea Nacional y dé la llamada declaración de política general y pida la confianza del Parlamento.
Así algunos consideraron que con su discurso el Presidente socava la autoridad del primer ministro. “Es como si el Presidente pronunciase la frase ‘he decidido disolver al primer ministro”, dijo el diputado conservador Eric Ciotti.
De todas formas los diputados de la izquierdista Francia Insumisa, los del Partido Comunista y algunos de la derecha decidieron boicotear el acto de Versalles. Incluso los izquierdistas, con su líder, el ex candidato presidencial Jean-Luc Mélenchon, llevaron a cabo una protesta en la Plaza de la República, en París.
Ya días atrás Macron generó otra polémica por su retrato oficial, que fue comparada con el estilo de Frank Underwood de House of Cards.