Humanidades

Familia: un nuevo concepto para el siglo XXI

La familia, como unidad social fundamental, ha experimentado múltiples cambios los que parecen acentuarse en estos tiempos. Flexibilizar el concepto y erradicar ciertos sesgos discriminatorios del derecho de familia en Chile son algunas de las claves que identifican cuatro especialistas, como una manera de responder a la evolución de las relaciones familiares.

Por: Diario Concepción 25 de Julio 2021
Fotografía: Cedida

Ximena Cortés Oñate
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El espacio fundamental donde desarrollarnos como persona es la familia. Sin embargo, este concepto ha ido cambiando con el tiempo, no solo en cuanto a los tipos de familia, sino que también con respecto a las dinámicas internas que se generan en ellas.

La familia es la base de la socialización de las personas para insertarse en el mundo, en su comunidad y su cultura. Así lo sostiene la sicóloga y terapeuta familiar Maruzzella Valdivia, para quien “la familia es el lugar donde se satisfacen las necesidades básicas: la alimentación, la salud, todo lo que tiene que ver con necesidades físicas, pero también lo emocional: sentirte parte de algo, querido, apoyado, protegido. Todo lo que implica el vínculo primero se da en la familia. Este concepto sigue siendo potente y muy relevante para el desarrollo de las personas en la sociedad actual”.

“Todo lo que implica el vínculo primero se da en la familia. Este concepto sigue siendo potente y muy relevante para el desarrollo de las personas en la sociedad actual”. Maruzzella Valdivia.

En la antigua Grecia, antes del surgimiento de la filosofía o pensar conceptual, poetas como Hesíodo interpretaban el origen del mundo y de los poderes naturales recurriendo a un modelo genealógico de relaciones entre dioses: las fuerzas naturales, como el océano, el rayo o la noche, eran dioses que se unían para tener hijos y formar descendencia. Con ello, dice Sergio Montecinos, las grandes fuerzas de la naturaleza parecían quedar `conectadas´, como una gran familia. “Es interesante que la relación natural `familia´, tal vez por ser la más `próxima´ al ser humano, haya servido en los primeros pasos de la cultura occidental como modelo para comprender la naturaleza en su conjunto”, señala.

“Si el concepto de familia es flexible y puede ser resignificado para acoger a nuevas formas de vida humana, me parece que su vigencia e influencia en las sociedades modernas podría mantenerse o incrementarse”. Sergio Montecinos.

Montecinos es Doctor en Filosofía y profesor asistente del departamento de Filosofía de la Universidad de Concepción. A su juicio, “los aspectos más decisivos para el desarrollo del concepto de familia dependen del punto histórico en el que nos situemos, sin por eso descartar que puedan encontrarse mutuamente implicados en diversas épocas, incluida la nuestra”.

En ese sentido, identifica cuatro momentos: el primero, ubicado en el origen de este concepto, reconocería como determinantes los aspectos biológico-funcionales. Posteriormente menciona el aspecto religioso, que se conecta con la enorme influencia que el cristianismo ha tenido en Occidente (sin reducirse solo a ella). En un tercer momento, señala que el paradigma “naturalista” del concepto de familia comienza a ser reemplazado por un paradigma secular que enfatiza su dimensión subjetiva. “Es decir, se trata de vínculos que efectivamente tienen una dimensión natural, pero son en definitiva productos simbólicos de relaciones entre sujetos que no se reducen a ser pura expresión de una naturaleza necesaria”, dice.

Finalmente, Montecinos señala que “en los años 70 hubo una fuerte crítica al concepto de familia por parte de autores como Althusser, quien en su texto Ideología y aparatos ideológicos de Estado sostiene que la familia es uno de los aparatos del Estado capitalista destinado a formar a individuos dentro de una determinada ideología en el interior de la esfera privada. En contraste con esto, los aparatos represivos del Estado, como la policía, operarían más bien en la esfera pública. Reconociendo el valor crítico de esta contribución, considero, empero, que el concepto de familia de Althusser no es suficiente para pensar el concepto de familia en la sociedad actual”.

En esta evolución histórica del concepto, hoy ya no se considera la existencia de solo un tipo de familia, sino de distintos. Esa heterogeneidad va más allá de la forma de organización, extendiéndose también a las actividades que realizan los integrantes de las familias.

La socióloga Lucía Saldaña señala que “el análisis sobre las familias ha cambiado en las últimas décadas desde una mirada unívoca hacia la visibilización de la pluralidad de configuraciones familiares existentes, recogiendo la diversidad de realidades y la necesidad que éstas sean abordadas desde la política pública”.

“Las familias siguen siendo una unidad social fundamental. Ejercen un rol gravitante en propiciar modelos de relaciones sociales que pueden ser o no respetuosos, inclusivos, igualitarios, honestos, empáticos, entre otros aspectos decisivos para la vida social futura”. Lucía Saldaña.

Doctora en Sociología y Directora de Equidad de Género y Diversidad de la Universidad de Concepción, explica que la familia tendía a ser vista desde enfoques institucionalistas o funcionalistas, pero en la actualidad se han ido incorporando perspectivas más relacionales. “Uno de los principales cambios es el reconocimiento de niñas y niños como seres que no solo detentan derechos, sino que además tienen capacidad de agencia y decisión sobre sus propias vidas. Esto se ejemplifica en corrientes de crianza respetuosa que buscan materializar esta mirada desde las propias familias y las instituciones educativas, quedando pendiente su correlato desde la institucionalidad del Estado”.

A la chilena

En lo que dice relación a las regulaciones legales, el abogado David Quintero comenta que el derecho de familia se ha ido civilizando: “se ha ido apartando progresivamente de la barbarie. Muy lentamente desde 1884, y más aceleradamente desde 1998 hasta ahora”.

“Para adecuar la legislación de familia en Chile a la realidad social del siglo XXI y a la evolución que han experimentado las relaciones familiares, es importante erradicar prontamente algunos sesgos discriminatorios injustificados del derecho de familia en Chile”. David Quintero.

Ese proceso civilizatorio no ha concluido, agrega, afirmando que se trata de “un derecho en tránsito desde una sociedad cerrada a una sociedad más abierta”.

A juicio del magister en Filosofía Moral y académico de las universidades de Concepción y de Valparaíso, “ya no es viable pretender ser una especie de `último faro moral de occidente´, ni menos vernos como una suerte de ciudadela sitiada ante las reformas implementadas por países vecinos y en todo el resto de occidente”.

En esa línea, sostiene, el concepto de familia “es el que más ha evolucionado, ante el paradójico asombro de varios ilustres historiadores del derecho en Chile; más de alguno se ha mostrado visiblemente consternado”.

Y continúa: “Hoy el derecho de familia experimenta una evolución acelerada (¡y en buena hora!). Los principios que lo informan cambian, sin exagerar, casi año a año. Después de muchos años de estancamiento normativo, en que el derecho ha operado como obstáculo para el cambio social, por fin se ha roto el dique, y las aguas de la moral social comienzan a inundar la regulación de familia, aunque sea `a la chilena´: Divorcio a la chilena, aborto a la chilena, plena capacidad de la mujer a la chilena, igualdad jurídica a la chilena, declaraciones legislativas rimbombantes, pero insuficientes”.

Quintero va más allá: “Como muy lúcidamente señaló el profesor Mauricio Tapia, la ley de matrimonio civil no introdujo el divorcio en Chile, sino que lo democratizó, pues antes del año 2004 existían las nulidades de matrimonio por incompetencia del oficial de registro civil”.

Producto de ello, o viceversa, la familia se ha ido modificando, flexibilizando con respecto a lo que era 50 años atrás. Valdivia, quien además es académica del departamento de Sicología de la Universidad de Concepción y subdirectora de Equidad de Género y Diversidad, señala que, “si bien hoy la familia sigue siendo un concepto muy potente y continúa teniendo las funciones nutricias y socializadoras para las personas, hoy hay que mirarla desde otra perspectiva”.

Construida de maneras diversas, la familia tradicional, clásica, que teníamos hace 50 años o antes, formada por un padre, madre y varios hijos, hoy se ha modificado. Valdivia dice que “si bien existen estas familias tradicionales hoy, y siguen siendo válidas, vemos una gran cantidad de diferentes conformaciones, como familias monoparentales -mayormente una madre con sus hijos, aunque también puede ser un padre con sus hijos-, familias reensambladas, donde tenemos madre, padre, con hijos, con hermanos de un primer matrimonio de la mamá, o del papá, y los hijos de ambos; y también hay familias ampliadas, con abuelos, abuelas, etc. Esta gama de familias es igual de importante, hay que considerarlas y validarlas porque cumplen las mismas funciones”.

Dinámicas relacionales

La cada vez más acentuada exigencia de transformación o “adecuación” que ha venido experimentando en el último tiempo el concepto de familia tiene, desde la perspectiva de Montecinos, múltiples causas “principalmente relacionadas con la transformación de la sociedad, pero también con el desarrollo de la tecnología”.

A su juicio, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, la transformación del mismo mercado de trabajo en el contexto de un mundo cada vez más interconectado, la lucha por el matrimonio igualitario, el esquema de adopción homoparental, el desarrollo de tecnologías de fertilización que no dependen del acto sexual, entre otros, han venido a cuestionar, tal vez no el concepto de familia en sí, sino los roles de los miembros que la conforman.

“En un esquema tradicional cada miembro de la familia tiene un papel que le viene dado por naturaleza (por ejemplo: al hombre el ser jefe de familia), pero ahora ese papel parece verse cuestionado en su carácter `natural´, y se muestra sujeto a relaciones sociales y jurídicas de reconocimiento, e incluso a decisiones personales como de si se quiere o no tener un hijo sin la necesidad de tener una pareja. En ese sentido, la conocida frase de Simone de Beauvoir `no se nace mujer; se llega a serlo´, me parece que refleja la conciencia actual de que las identidades y roles que desempeñan los individuos, también en la esfera familiar, no se encuentran determinadas enteramente por la naturaleza”, sostiene el filósofo.

Saldaña agrega que, en términos generales, todo cambio en las configuraciones familiares se expresará en las dinámicas relacionales y los arreglos domésticos que éstas definan.

“Como en toda organización social, su complejidad se verá reflejada en los roles y funciones de sus integrantes, los mecanismos de toma de decisiones, los modelos de crianza, entre otros aspectos influidos por su composición. Las etapas de la vida familiar también impactan las dinámicas familiares, ya que no es lo mismo tener dos hijos menores de cinco años, a tener dos adolescentes terminando su educación escolar, o estar al cuidado de adultos mayores, en términos de exigencias para el grupo familiar”, explica la socióloga.

“Si sumamos a esto el hecho de que en las sociedades modernas existe una tendencia a la adopción (libre o no) de formas de vida más individualistas y, en consecuencia, la gente cada vez se casa menos y tiene menos hijos, entonces podríamos decir que el concepto de familia ha venido debilitándose en cuanto `célula´ básica de la sociedad”, aporta Montecinos.

El filósofo aclara, eso sí, que “no diría que se trata de una total desaparición de la importancia de este concepto, pero creo que su vigencia en el futuro depende de su capacidad de adaptación a las nuevas formas de vida y de relaciones sociales que están surgiendo, de que no sea un concepto fijo que fundamente su rigidez en la consideración de aspectos naturales del ser humano. Si el concepto de familia es flexible y puede ser resignificado para acoger a nuevas formas de vida humana, me parece que su vigencia e influencia en las sociedades modernas podría mantenerse o incrementarse”.

A su juicio, es necesario que exista una política de derechos sociales por parte del Estado destinada a fomentar a la familia. “La idea es que formar un proyecto familiar no sea tan duro, no represente un riesgo de caer en la pobreza o de carecer del tiempo de calidad necesario para el cuidado de lo/as hijo/as. Por ejemplo, en países como Alemania, el permiso posnatal no solamente es de un año, sino que puede ser dividido entre los dos miembros del matrimonio, lo cual es un reconocimiento expreso a que hoy en día el rol del cuidado de los hijos no tiene por qué recaer necesariamente en la mujer”, dice.

En ese contexto, desde lo legal, Quintero sostiene que, para adecuar la legislación de familia en Chile a la realidad social del siglo XXI y a la evolución que han experimentado las relaciones familiares, es importante erradicar prontamente algunos sesgos discriminatorios injustificados del contenido del derecho de familia en Chile.

“Destacaría, principalmente, tres reformas urgentes: aprobar el matrimonio igualitario (eliminando la diversidad de sexo como requisito para contraerlo), modificar la sociedad conyugal como régimen matrimonial supletorio (hasta hoy, el marido sigue siendo jefe de la sociedad conyugal y, por tanto, administra no solamente los bienes sociales, sino que también los bienes propios de la mujer) y reformar la ley de adopción”, señala.

Flexibilizar el concepto

Las diversidades de familia de hoy son muchas porque ya no están asociadas a un “matrimonio para toda la vida”, señala Valdivia. “Ya no están estos preceptos que eran fundantes hace años atrás. La familia sigue siendo para toda la vida, pero lo que quizá no lo es, es el matrimonio, la pareja. Esta pareja puede romperse, pero el rol de padre o madre sigue, se sigue estando presente. Se rompe la pareja y se transforma en una familia distinta”, sostiene.

La sicóloga agrega que “eso también ha cambiado los roles que cumplimos y las dinámicas internas. Antes eran roles bastante fijos: padre proveedor, madre cuidadora, que se preocupa de los hijos, hijas y de la casa. Hoy en día cumplimos ambos estos roles. Sabemos que, en Chile, por nuestra estructura, somos más las mujeres las que tenemos ese rol, pero eso está cambiando y tengo esperanza que sea más equitativo”.

Montecinos ahonda aún más en el tema: “debemos distinguir entre matrimonio y relación familiar. Creo que en la sociedad actual hay conciencia de una realidad no muy feliz: que los proyectos matrimoniales muchas veces fracasan y por motivos muy diversos. Por mucho que esto contradiga un concepto más rígido de matrimonio y familia es imposible negar este factum y aquí es donde nuevamente señalo la pertinencia y necesidad de un concepto flexible de familia”.

Para él, algunos elementos del concepto de familia nos muestran, en la esfera íntima, “una manera de afrontar problemáticas propias de la sociedad civil, una luz que nos indica cómo poder pasar desde un modelo de sociedad entendido como un conjunto de individuos aislados que persiguen cada uno su propio bien, a una comunidad fundada en la confianza, la solidaridad, el reconocimiento del otro y de un bien común”.

Saldaña concuerda con él: “las familias, en su heterogeneidad, siguen siendo una unidad social fundamental, ya que están encargadas de la socialización primaria de las personas desde su temprana infancia, ejerciendo un rol gravitante en propiciar modelos de relaciones sociales que pueden ser o no respetuosos, inclusivos, igualitarios, honestos, empáticos, entre otros aspectos decisivos para la vida social futura”.

En ese sentido, señala que “la generación de condiciones óptimas para el desarrollo de la vida familiar requiere de la corresponsabilidad social de los cuidados, sobre todo en sus etapas críticas. En particular, desde los feminismos se ha hecho énfasis en la necesidad de evidenciar las desigualdades y prácticas subordinadoras que las familias reproducen, contribuyendo a la perpetuación del orden de género”. 

 

 

 

 

 

Libros recomendados

Las lógicas del cuidado infantil. Entre las familias, el Estado y el Mercado, Valeria Esquivel; Leonor Faur y Elizabeth Jelin. IDES, 2012.

Terapia familiar sistémica: Aspectos teóricos y aplicación práctica, Carmen Bermúdez, Eduardo Brik. Síntesis, 2010.

Terapia familiar y de Pareja, Arturo Roizblatt. Mediterráneo, 2006.

El mundo ético. Ensayos sobre la esfera del hombre en la filosofía de Hegel, Carla Cordua. Anthorpos, 1989

El segundo sexo, Simone de Beauvoir. Cátedra, 1998

El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Friedrich Engels. 1884.

Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción, Pierre Bourdieu. 1994.

 

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