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El año del Covid, o cómo un elemento minúsculo tiene el potencial de cambiarlo todo

Hace un año, la ciudad esperaba el inicio de clases, se hablaba de la reconstrucción del centro tras los daños que dejó el estallido social y las imágenes de una extraña enfermedad en China estaban aún en segundo plano. Hoy, el impacto del Covid en las clases, en nuestro sistema sanitario, en el empleo o en cómo pensamos la ciencia es patente.

Por: Diario Concepción 07 de Marzo 2021
Fotografía: Municipalidad de Concepción

Por Sebastián Henríquez

A mediados de los años sesenta, se desarrolló una teoría matemática que buscaba comprender cómo operan los sistemas complejos, y sobre todo, cómo un evento a primera vista pequeño, puede cambiar completamente una estructura mayor.

Se denominó la Teoría del Caos, pues busca entender el orden en estructuras aparentemente desordenadas, y uno de sus postulados más populares dice que “el aleteo de una mariposa en Tokio, puede causar una tormenta en Nueva York”.

Es decir, que un pequeño incidente, causado por un organismo minúsculo, puede tener a la larga un impacto relevante en estructuras mayores, como un sistema frontal.

Es más fácil imaginarlo con medidas, como la micra –también conocida como micrómetro- que es el equivalente a la milésima parte de un milímetro.

Se usa para describir las cosas pequeñas, como el material particulado que emiten las estufas, por ejemplo, y que solemos llamar humo.

Una típica partícula de humo, mide 2,5 micras, o menos, pero el efecto de la emisión de este material en el Gran Concepción causa daño económico por US$ 300 millones al año, cien veces más que el presupuesto anual de la región.

Esto, porque la partícula infinitesimal, ingresa en los pulmones y causa enfermedades como crisis respiratorias o hasta cáncer de pulmón.

La estimación se usó para justificar la aplicación del Plan de Descontaminación Atmosférica para la ciudad, y es un ejemplo de cómo algo pequeño tiene grandes efectos.

Ahora, el coronavirus tiene un diámetro aún menor que el MP 2,5. Mide 0.125 micras, pero su tamaño parece inversamente proporcional a la magnitud de sus efectos en toda la sociedad.

A un año de la llegada del primer caso al país, esto es indudable.

Primera pandemia en cien años

En enero de 2020, las imágenes que llegaban de Wuhan, China, no parecían diferentes a las que se vieron en 2009 para la pandemia de gripe conocida como AH1N1, o el SARS, desatado en 2002.
En ninguno de estos casos, como tampoco ocurrió con la Gripe Aviar (o H5N1), se registraron brotes en el país.

De hecho, hasta el arribo del primer caso de Covid hace un año y pocos días, la última pandemia que vivió Chile fue la Gripe Española, en 1918.

La cordillera de Los Andes, el desierto de Atacama y el aislamiento, nos protegieron hasta marzo de 2020.
Y esta fue la primera diferencia: esta vez, la pandemia sí arribó al país.

El primer efecto fue la histeria, y su expresión física en las farmacias y supermercados, donde se constató la ausencia de aerosoles desinfectantes, de cloro, mascarillas y alcohol gel.

Con el avance de los contagios, llegaron también conceptos nuevos y hoy, cotidianos, como cordón sanitario y cuarentena, aplicados por primera vez en la región, en San Pedro de la Paz.

Y, tal como ocurrió con la gripe de hace un siglo, se debió recurrir a los avances científicos más adelantados para contrarrestar los efectos de la pandemia.

Pero, si en el pasado se buscaron mejoras sanitarias con la construcción de sistemas de alcantarillado, en el siglo XXI se tomaron muestras al de aguas servidas para alimentar un sistema informático que permitió anticipar brotes.

El piloto, desarrollado por la Seremi de Ciencia en Chillán, se replicó hace un mes en San Pedro de la Paz y podría convertirse en una política nacional dentro de este año.

Efecto en salud

La pandemia de 1918 dejó un legado relevante, que permitió enfrentar de mejor manera el Covid, cien años después.

Según Armando Cartes, historiador local, “la gripe española fue una de tantas otras enfermedades que sufrió Concepción en la primera mitad del siglo XX”.

Como respuesta a la crisis que causó la gripe, se crearon los servicios de salud, hoy, la primera línea de respuesta ante el Covid.

Eso sí, después de un siglo, fueron necesarias adaptaciones.

Primero, para proteger a la población, claro, pero también al mismo personal sanitario. Esto, porque según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada siete contagiados de Covid, es trabajador del sistema sanitario. Esto implica una carga muy fuerte, tanto a nivel personal, como en el recinto de que se trate.

Según el Seremi de Salud, Héctor Muñoz, “desde la pandemia hasta el día de hoy nuestra dotación se ha triplicado totalizando, con 850 nuevos ingresos mientras dure alerta sanitaria por esta materia”.

En hospitales como el Regional, se ha tenido que lidiar con el cansancio. Según el director del centro de salud, Alejandro Torche, “se creó una unidad para la contención sicológica, y eso ha servido mucho”.

La medida más reciente es la vacunación del personal sanitario, que está aún en desarrollo y que, según el Minsal, debiera concluir en mayo.

Malos empleos

La Organización Internacional del Trabajo, OIT, señaló en un reciente informe que el impacto en el empleo que trajo la pandemia es el mayor en 122 años para América Latina.

Esto es, el peor escenario de cesantía desde que hay registro.

En la zona se han perdido en un año cerca de 130 mil empleos y el indicador del INE lo demuestra: hace un año, la región del Biobío tenía un índice de desempleo del 8,4%, y hoy de 10.9%, dos puntos más que en enero.

El presidente provincial de la Central Unitaria de Trabajadores, Eloy Silva, señala que por añadidura., el “no solo vemos cómo ha golpeado duro el desempleo, estamos frente a una precarización que no tiene precedentes”.

El Gobierno reaccionó usando los ahorros del seguro de cesantía en un esquema de contratación, entregando bonos y facilidades a empleadores.

“No fue suficiente”, afirma Siva.

Según la Seremi de Trabajo, Sintia Leyton, “nos hubiera gustado poder hacer más, pero es un tema global”.

La autoridad destaca que la Ley de Protección al empleo permitió salvar 43.000 puestos de trabajo en el Biobío, y que la normativa aplicada el teletrabajo resguardar los derechos laborales de quienes comenzaron a desempeñar sus funciones desde casa.

Una señal esperanzadora en ese sentido es el IPSA, que apenas conocido el arribo del coronavirus al país se anotó una serie de bajas hasta rozar los 4.100 puntos, el por indicador desde la crisis de 2008. Hoy, bordea los 4.700 y va en subida, según especialistas, debido sobre todo al optimismo que ha generado la exitosa aplicación de una vacuna en Chile.

¿Normalidad?

Ni las clases, hoy semipresenciales, ni el trabajo ni las rutinas del personal sanitario son las mismas que hace un año. Y, para empeorar las cosas, la ciudad debió volver a cuarentena tras un sostenido aumento de los contagios.

Recientemente, de hecho, el Colegio Médico de Concepción hizo un llamado al autocuidado. Su presidente, Germán Acuña, afirmó que “hago un especial llamado a nuestra población para que fuercen al máximo el autocuidado, estamos en un momento muy crítico de la pandemia”.

Y ello, a pesar del avance en el proceso de vacunación, que en el Biobío alcanza ya unas 700 mil personas, en su primera dosis.

Pero el representante del Colegio Médico advierte que “pensar que la vacuna es una excusa para no tomar precauciones, es un error”.

Sucede que a pesar del exitoso proceso de vacunación, aún no se alcanza una cobertura crítica en la segunda dosis. Esto, informa el ministerio de Salud, ocurriría recién en junio.

Por lo pronto, el sistema está exigido al límite.

La región tiene una ocupación de camas críticas que llega al 95%. Y eso que el Biobío pasó de contar con 100 camas en las Unidades de Cuidado Intensivo a fines de 2019, a más de 240 hoy. De estas, hay apenas 22 disponibles.

Ahorros para hacer frente a la emergencia

El debate sobre un eventual tercer retiro desde los fondos previsionales de los chilenos vuelve poner en agenda la respuesta estatal a la pandemia.

Según un informe de la OIT, los chilenos han usado ahorros, retiros de las AFP’s y préstamos bancarios para financiar un 54% de la respuesta ante el Covid.

Se trata de la mayor contribución a la crisis, que solo tiene comparación con el Fondo de Garantía para los Pequeños Empresarios, que corresponde a menos del 29% de los recursos usados ante la emergencia económica que significó el Covid.

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