El talento es inclusivo: Aurora Valencia Varela, administrativo de la Oficina de Partes en Essbio
18 de Agosto 2019 | Publicado por: Silvanio Mariani
Quería morirse. En el trabajo transpiraba todo el día y en la casa no podía dormir. No tiene la costumbre de perder las cosas, pero le había desaparecido un cheque con el equivalente a su sueldo por varios años. Estuvo dos días buscando el documento que pertenecía a la empresa, contó a su jefe lo que había sucedido y no le quedaba más remedio que la desesperación. Sentada en su puesto una mañana, se puso a desarmar partes del escritorio y ahí estaba, entre un cajón y la estructura del mueble. Esa noche descansó.
Aurora Valencia guarda muchas historias de los 30 años que lleva trabajando en Essbio. Se desempeñó en distintas áreas de abastecimiento, fue estafeta, repartidora de correspondencia, entre otras labores.
– Después me trasladaron a la Oficina de Partes y ahí estoy, hace 15 años.
Dos veces al día, recorre los pasillos, secciones y departamentos de las instalaciones en la avenida Prat, en Concepción. Todas las cartas y paquetes dirigidos a la compañía pasan por ella, quien recepciona, registra y hace llegar cada documento a quien corresponda.
– Les doy trabajo a todos, porque cada correspondencia tiene un trámite, un seguimiento. Mi relación con los compañeros es buena, aunque a veces yo también los chicoteo. Es parte del aprendizaje, y en eso va el respeto mutuo.
Aurora dice que disfruta de las cosas simples. Ver películas hasta las 4 de la mañana, estar en contacto con la naturaleza, recorrer Chile con una carpa. La última vez se fue a Chiloé con su pareja y volvieron “haciendo escalas y acampando”.
– Nos gusta esa vida. Solo falta echar el comedor y el living a la camioneta. Salimos con todo.
Su trabajo es otra pasión y, por lo mismo, desea seguir haciendo lo que hace. Quizás hasta que jubile. Tal vez hasta después de que se retire. El trabajo, dice, no es solo un medio de subsistencia, sino que un modo para llevar la vida con entusiasmo, con alegría y superación.
– Tengo una artrosis de cadera bilateral. Para una persona que tiene una enfermedad, el trabajo es muy importante. Porque no se deprime. Toma a la vida con alegría y así es la mejor manera de trabajar. Yo tengo una dificultad motora, no intelectual. ¡La cabeza la tengo al cien por ciento!
La patología en la cadera fue diagnosticada a los 28 años de edad. Crea dificultades para movilizarse, subir escaleras, trasladarse en el transporte público, obstáculos que han sido sorteados con ingenio.
– La vida es así, hay que seguir adelante, seguir funcionando. Esta es una buena empresa y me encanta trabajar.
Su experiencia personal la motivó a apoyar a otras personas con dificultades. A que busquen una posición laboral, porque “una discapacidad no es motivo para que no trabajen en las empresas”.
– Alguien puede tener un brazo menos. Pero tiene la misma inteligencia, y a veces la parte intelectual es mejor que la de una persona a la que todos consideran “normal”. Una persona con discapacidad se siente muy feliz de poder trabajar. Yo tengo amigas ciegas y fíjate que son muy, pero muy inteligentes. Creo que la mejor manera de ayudarlas es hacer que no se sientan excluidas. Hay que tener ciertos cuidados, pero son detalles.
Para el futuro, su meta es comprar un campo y vivir cercada de aves y otros animales. Mientras, seguirá trabajando, “para que todos estén contentos, y me echen de menos”, anuncia.
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