El talento es inclusivo: José Emilio Muñoz Labra Ingeniero en Lotería de Concepción
07 de Octubre 2018 | Publicado por: Silvanio Mariani
“Fue un cambio en 180 grados”, dice José Emilio Muñoz mientras se acomoda en su estación de trabajo. Estamos en una oficina de Lotería de Concepción, empresa en que este ingeniero civil informático se desempeña desde 1998. Cuando llegó, la inclusión laboral no alcanzaba los titulares y de hecho ni existía como concepto en el imaginario público. “No era tema. Mi ingreso a esta compañía fue una transformación para mí, porque fue con contrato, cargo, metas”.
José Emilio venía de un historial de superación y la oportunidad le cayó como un bálsamo. “Cuando vi la posibilidad, me acordé del Kino. ¿Qué podría haber más que eso?, pensé yo. De pronto cambiaron mis expectativas respecto a todo, tanto en lo laboral como en lo personal, y las experiencias que he vivido acá no podría reemplazarlas”.
Hoy es parte del equipo de Gerencia de Seguridad, responsable por el desarrollo de programas que van desde auditorías y procesos internos hasta las políticas destinadas a evitar que se vulneren los sistemas de apuestas. Además de su labor y aficiones de “computín”, José Emilio dedica tiempo a escribir, sobre todo poesía. Recopila sus versos en el sitio “blog.jose-emilio.com” y no tiene claro si es un ingeniero que escribe poesía o un poeta disfrazado de ingeniero. “Estoy pasando por un momento creativo bastante potente”, confirma. Su producción debería convertirse en libro en un futuro no lejano.
También le ha tocado viajar. En Argentina recibió un premio por sus logros, en Miami habló ante presidentes de países latinoamericanos y ahí contó su proceso de rehabilitación en la Teletón. “Fue muy especial hablar de cosas que hace 30 años eran una incertidumbre. Por complicaciones durante el parto, tuve parálisis cerebral al nacer y se pensaba que yo no iba a caminar, ni hablar, pero afortunadamente dimos con los médicos, tratamientos e instituciones adecuadas, y aquí estoy”.
Al comienzo, la inserción al mundo laboral y social fue compleja. “Siempre es más difícil para una persona con discapacidad. Basta salir a la calle para uno darse cuenta de que es complicado. En lo arquitectónico, en las calles y veredas, en la discriminación que todavía existe no solo en el ámbito laboral, sino que también en las relaciones sentimentales, familiares o de amistad”. Todo, porque todavía “hay quienes tienen miedo de una persona con discapacidad”.
Así como Lotería hizo una apuesta hace 20 años, reflexiona José Emilio, otras empresas deberían “jugárselas puesto que las personas con discapacidad tienen que lidiar continuamente con problemas”. En consecuencia, están instintivamente preparadas para resolverlos. “Y resolverlos rápido”, enfatiza. El hecho mismo de que alguien con necesidades especiales logre capacitarse, es un punto a considerar. “Si una persona llega con un título, ella ha tenido que cumplir muchas exigencias, porque las universidades no regalan títulos. Eso ya es un plus, la transforma en alguien que ha logrado ir adelante. Entonces hay que jugársela, hay que probar. Yo no creo que se lleven una mala experiencia, todo lo contrario, es un tema que enriquece al ambiente laboral, al entorno con los compañeros, acaba enriqueciendo a toda la comunidad en el lugar de trabajo”.
Lotería cuenta hoy con 5 personas con necesidades especiales, llegando así a tres veces lo que exige la ley en materia de inclusión (1% del total de empleados). Franklin Benítez Quezada, jefe de Finanzas y Personal, explica que la empresa hizo una serie de intervenciones al edificio –construido en la década de 40– de modo de acondicionarlo a personas con movilidad reducida. Rampas de acceso, adecuación de baños, puestos de trabajo ergonómicos y habilitados para sillas de ruedas son algunas de las adaptaciones. “Todas las empresas deben atreverse a ser inclusivas. Nosotros nos adelantamos a la ley hace dos décadas, y ha sido muy positivo”.
José Emilio posa para la foto junto a una antigua tómbola, esa misma que cambió la vida a miles de personas. Y lo dice como quien se sacó el cartón premiado: “Sin exagerar, este trabajo es la extensión de mi casa. No podría estar en mejor lugar que acá”.