
El festival se ha posicionado como una verdadera marca de Biobío hacia el resto del país, en una cita que incluso ya está traspasando las fronteras nacionales.
Con un gran marco de público, anoche el festival REC cerró su décima edición. Un evento que a esta altura ya es una marca de la Región, cuyo impacto y trascendencia va mucho más allá de lo musical: ya se trata de un encuentro que permite el desarrollo del turismo y la economía, junto con entregar una vitrina única a los músicos de Biobío.
Desde su primera edición, el festival ha ido creciendo paulatinamente en todo aspecto. En lo musical, al comienzo su nombre estaba relacionado netamente al rock, a ese estilo que hace décadas es un sello de la Región y específicamente de Concepción, pero con el paso del tiempo se ha abierto a otras tendencias, lo que sin dudas le ha permitido llegar a otros públicos y generar un mayor conocimiento del evento.
Además, en lo que se refiere a la economía, su realización le da ha dado un flujo turístico muy relevante a la Región. La ocupación hotelera está casi al tope durante los días del festival, y también se genera un impacto muy positivo en otros servicios, como la gastronomía. De igual forma, la oferta de espectáculos y actividades no sólo queda segmentada a la cartelera del REC en sí, sino que se llevan a cabo una gran cantidad de acciones paralelas, ligadas a la música y de otro tipo, lo que potencia el posicionamiento de la marca y su reconocimiento en otras áreas.
Francisca Peró, directora ejecutiva del Teatro Biobío y del REC, afirmó que “el REC 2025 ha sido una celebración de la música en toda su diversidad, con una parrilla que ha ofrecido un espectáculo para todos los gustos y públicos, consolidándose como un evento familiar y de acceso gratuito. Este año destacamos una fuerte presencia de mujeres en el escenario, reflejando el talento y la voz femenina en nuestra escena musical. Además, el festival no solo impulsa la cultura, sino que también es un motor clave para el comercio, el emprendimiento y el turismo regional, generando un impacto positivo en la economía del Biobío”.
Por ello, es tarea de todos cuidar el festival, y seguir apoyándolo. Ya ha quedado más que claro que invertir en su realización es una inversión que se retribuye con creces no sólo en lo financiero, sino también en lo social, en lo que se refiere al desarrollo de instancias para la ciudadanía, en el real significado de ser comunidad. Y en eso, el REC es un ejemplo digno de imitar.