Ese martes se produjo el apagado de la última llama que salió por la chimenea de Huachipato. Un hecho simbólico, triste, un hito que simboliza la finalización de operaciones y también el despido masivo de alrededor de dos mil trabajadores y otras decenas de miles de afectaciones a empleos indirectos.

“Se trata del último empuje del alto horno de la coquería y con eso finaliza la operación de la planta de coque, y con esto, debería apagarse la chimenea, el gas, el combustible el vapor y todo donde también se acaba el carbón. Podría decirse que el corazón de la empresa era la planta de coque porque alimentaba con gas la producción del acero”, afirmó el presidente del Sindicato 2 de la usina, Fernando Orellana, hace algunos días a Diario Concepción.

Por su parte, Héctor Medina, presidente del Sindicato 1 de Huachipato, explicó a nuestro medio de comunicación que “la coquería dejará de producir carbón coque y con eso después viene un enfriamiento, lo que demora varios días, es decir, no se produce en 24 horas. Al hacer el coque se produce gas que es el que se quema en la chimenea, por eso cuando se apaga la chimenea, es porque ya no se está produciendo coque, pero, además, existe gas que se acumula en estanques”.

Así, para los representantes de los trabajadores, con este simbólico se cierra definitivamente “Huachipato como productor de acero”.

Aun queda por conocer los efectos que tendrá en Plan de Fortalecimiento Industrial del Biobío, que hoy es empujado tenazmente por el mismo ministro de Economía, Nicolás Grau, quien desde el primer momento ha estado liderando la acción del Gobierno para evitar que las consecuencias del cierre de la emblemática planta no sea decisiva en el futuro de la economía regional.

En el escenario de rescate económico regional, este miércoles, el mismo titular de Economía, junto al gobernador regional del Biobío, Rodrigo Díaz, viajarán en comitiva a la provincia de Neuquén para profundizar acuerdos bilaterales, en principio, vinculados a la importancia de petróleo y gas a Chile desde tierras trasandinas. Lo cual, es visto como una alianza positiva para ambas naciones.

Más lejano, pero de alto interés, se evalúa fortalecer las vías de transporte entre ambas regiones, pensando en potenciar el transporte de carga a través de camiones y también por vía férrea. Este último un anhelo en ambos territorios. Así, en el fondo, se buscan alternativas para que la situación de crisis laboral en Biobío se revierta y la llama no encendida de la usina se quede solo como un mal recuerdo.