Hay locales, como La Barca, con 30 años de historia, con tres décadas de empanadas fritas, mariscales y platos marinos que deleitaron el paladar de muchos penquistas y eso no se debe perder.
Una gran mayoría de las y los habitantes del Biobío conoce las bondades culinarias de caleta Lenga. Un atractivo turístico de la zona que privilegia el consumo de pescados y mariscos con preparaciones tradicionales de la costa chilena.
Para muchas personas, también, es una fuente de trabajo, al ser un círculo de restaurantes y cocinerías, pero, no solo eso, sino un espacio de desarrollo de otros rubros, como el comercio.
Por eso, duele lo ocurrido a mediados de semana en la zona costera hualpenina, cuando un incendio consumió cuatro locales comerciales y una sede vecinal. Se trata de decenas de personas que quedaron sin fuente laboral, en una catástrofe que apuntó a un punto central de la caleta. Para subsanar los daños del fuego, la Municipalidad de Hualpén se mantiene gestionando recursos del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS) y apoyo del Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec). Sin embargo, los plazos para normalizar el desastre aún son desconocidos por el municipio.
Mientras tanto, locatarios hacen lo que pueden para levantarse lo más rápido posible y esperan, por ahora, permisos de la autoridad para comenzar la limpieza.
“Por ahora tuvimos la obligación de sacar las latas, porque sabíamos que venía un temporal fuerte. Si no hubiese sido peor para los vecinos que estaban alrededor del restaurante, porque estas hubieran volado a sus casas, o algo peor”, explicó Juan Carlos Pereira, dueño y administrador de uno de los restaurantes incendiados.
“Queda una tarea larga, pero doy gracias de que tenemos unos vecinos maravillosos, que, desde el momento uno, acudieron aquí y se mostraron preocupados por mis padres, por mi hermana y mis sobrinos”, agregó.
Durante este viernes, el diputado PEV, Félix González, acudió al lugar para interiorizarse de lo acontecido, también, dijo, tras conversación con el ministro de Economía, Nicolás Grau, con el objetivo de que se puedan activar instrumentos de ayuda para los afectados.
Sin duda será una tarea larga, pero, dentro de lo positivo, es que quienes deben articular ayuda, lo están haciendo para colaborar con la reconstrucción.
Hay locales, como La Barca, con 30 años de historia, con tres décadas de empanadas fritas, mariscales y platos marinos que deleitaron el paladar de muchos penquistas y eso no se debe perder.