Hay que poner ojo en el tipo de trabajo y la regularización del mismo. Sobre todo porque en la informalidad es donde se potencian los abusos laborales.
Casi 60 mil adultos mayores trabajan en la Región del Biobío, según las cifras oficiales, de los cuales casi la mitad lo hace de manera informal.Si esa cifra la vemos de otra perspectiva, podríamos decir que se trata de dos veces la cantidad de asistentes al Estadio Ester Roa, lo cual, sin duda, no es poco. Ahondando en las razones de porqué un adulto mayor sigue trabajando, tampoco hay que escarbar demasiado: las bajas pensiones y el objetivo de incrementar el ingreso mensual aparece como clave.
Desglosando las cifras, en Biobío 32.485 son mujeres y 27.912 hombres, con un total de 60.397 personas mayores de 60 años trabajando, de acuerdo al Ministerio del Trabajo. “Esto no es menor. Sienten que, si se jubilan y tienen una pensión, el sueldo o la pensión que van a recibir es inferior estando activos. Hay responsabilidades familiares que hay que cubrir o simplemente la pensión no les alcanzará”, afirma Sandra Quintana, titular regional del ramo.
“Si hoy le decimos a un trabajador que su salario mínimo va a ser de $500 mil, ese es el piso, no le podemos decir a un jubilado que él tiene que vivir con mucho menos de eso. Por lo tanto, el llegar a $250 mil, más lo que pueda obtener por los años de servicio que entregó a Chile como trabajador y ese porcentaje de 0,1 UF, que es lo que nosotros planteamos que debiera ser por cada año de servicio trabajado, le permitiría, más lo que entrega la AFP llegar a un mínimo de 500.000 pesos”, sumó la misma autoridad regional.
Por su parte, Janine Albarrán, coordinadora regional de Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) del Biobío , aseveró a Diario Concepción que “nuestros programas y servicios, aunque no estén enfocados en el área laboral, permiten que las personas mayores obtengan mejores condiciones posterior al fin de vida laboral (…) Sabemos que el paso de ser una persona al momento de cumplir los 60 años, puede estar llena de prejuicios al iniciar un proceso de cambio en el ámbito laboral, pero está demostrado que es posible seguir aportando a la sociedad desde todos sus ámbitos y por supuesto, a la economía de nuestro país”. De lo señalado por Senama, no hay dudas. Toda persona, sin importar su edad, puede ser un aporte desde el punto de vista de la economía de un país. Sin embargo, hay que poner ojo en el tipo de trabajo y la regularización del mismo. Sobre todo porque en la informalidad es donde se potencian los abusos laborales.