Por eso, siempre resulta determinante que se oigan todas las voces del territorio. Más, cuando las soluciones se focalizan en espacios diferentes a la capital del país.
El anuncio sobre el nuevo despliegue de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento (Cppye) puede ser visto como una positiva señal de descentralización territorial y política, dada la envergadura del objetivo que tiene la entidad en la Macrozona Sur. Si bien que distribuyan su labor en regiones, sobre todo donde está como contexto el conflicto pueblo mapuche y Estado, no asegura que lleguen a una solución, como ya han existido ejemplos anteriores, es un guiño al territorio.
“Ahora viene la etapa en donde el Gobierno, durante este mes y comenzando marzo, debiera tener todo un despliegue -el Ejecutivo en general- de informar a cada rincón del Wallmapu de la existencia y de los objetivos de esta Comisión. Porque si bien es cierto existe en la retina general de quienes están atentos a la temática, el común de la gente, principalmente las comunidades mapuches, no tienen gran asimilación del objeto de esta Comisión”, dijo Adolfo Millabur, integrante de la entidad como comisionado representante del Biobío.
El mismo Millabur agregó que “en esta etapa de marzo-abril será para movernos a los distintos territorios a los que seamos convocados a escuchar los planteamientos de las comunidades y de distintos sectores”.
Es decir, existe una preocupación a nivel interno de la misma comisión de dar amplitud a lo que se trate y logre, a lo menos, en términos de labor previa.
De acuerdo con las cifras que compartió la Secretaría Ejecutiva de la Cppye a Diario Concepción, la Comisión ha recibido a más de 223 personas a lo largo de más de 136 horas de sesiones oficiales, lo que les ha permitido “escuchar distintas realidades, que son fundamentales para centrarnos en las preguntas correctas sobre los temas que tiene que resolver esta Comisión”, destacaron.
De acuerdo al Gobierno, la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento tiene como objetivos realizar un diagnóstico de la demanda de tierras del pueblo mapuche, las tierras ya entregadas por el Estado de Chile y las brechas persistentes en dicha materia, para poder cuantificar dicha demanda. Junto con eso, propiciar un proceso de diálogo entre los distintos actores de estas regiones para alcanzar consensos y brindar legitimidad a las políticas y soluciones que proponga.
De ahí la importancia de las zonas que viven esa complejidad. Por eso, siempre resulta determinante que se oigan todas las voces del territorio. Más, cuando las soluciones se focalizan en espacios diferentes a la capital del país.