La situación de Copiulemu es crítica, muy complicada. Si durante años sus vecinos han realizado manifestaciones en contra del vertedero que se emplaza en el sector a eso ahora se suma la falta de abastecimiento de Agua Potable Rural.
La situación de Copiulemu es crítica, muy complicada. Si durante años sus vecinos han realizado manifestaciones en contra del vertedero que se emplaza en el sector a eso ahora se suma la falta de abastecimiento de Agua Potable Rural. Un asunto que se arrastra desde hace más de una semana, y que hasta el momento poco se sabe sobre su origen.
Por ejemplo, en el Parvulario Rural Manderscheid, que recibe a niños no sólo de Copiulemu, sino de localidades aledañas como Agua la Gloria y Chaimávida, la jornada normal se ha visto alterada debido a la falta de agua. Sandra Muñoz Sanhueza, directora y educadora del parvulario, relata que, en una jornada normal, los niños reciben su desayuno, almuerzo y colación, retirándose del establecimiento a las dieciséis horas. Rutina que ha tenido que modificarse. “Nos tocó recién que los niños se están yendo antes de las doce y media y no pueden almorzar.
Recibieron su desayuno, pero el almuerzo se ve menguado porque después de eso van al baño y en estas condiciones, no hay agua para que los baños funcionen correctamente” reveló la educadora.
Frente al acto tan común y silvestre de abrir la llave, sólo un pequeño hilo de agua, casi imperceptible, fluye de ella. A pesar de esto, Sandra muestra con orgullo las dependencias del recinto que diariamente recibe a 70 niños, mientras relata que se ha buscado palear la crisis a través de un estanque, pero que lamentablemente no es suficiente para funcionar normalmente: “Hoy tuvimos agua y nos permitió estar medio día con los niños, pero no nos alcanzó para poder darles almuerzo y cumplir con la jornada completa” sostuvo.
En las calles del lugar, Eva Araneda se detiene para poder conversar unos minutos y compartir su experiencia durante esta crisis: “Nos hemos arreglado trayendo agua de una parcela cercana que cuenta con puntera y también los bomberos ayudan como pueden trayendo agua para el consumo. El problema es el agua que se necesita para lavar y para el baño” comentó.
Una coyuntura compleja y donde la primera acción de reacción ha sido depender de punteras, bomberos y camiones aljibe. De hecho, sobre estos últimos, hay que recordar que son varias las familias, más de 7 mil en el Biobío que dependen de estos vehículos.
Una materia de política pública donde hay que poner todos los focos de atención.