Talcahuano es una de las comunas más importantes de la Región del Biobío y de toda la zona centro-sur del país por su alta y conocida actividad industrial y pesquera, además por su perfil militar.
Cuestión que se refuerza por su historia deportiva e importancia logística que va desde los puertos marítimos hasta el aeropuerto Carriel Sur.
Sin embargo, desde el terremoto y tsunami de 2010 que el centro de la ciudad adolece la falta y reposición del mercado. Esto se extiende desde el propio comercio hasta la estética y seguridad.
Así lo sienten, de hecho, los comerciantes del centro. Vladimiro Guajardo, concesionario desde 1990 del Club Social conocido como restorán “El Hoyo” en Talcahuano observó cómo influye el tema del mercado abandonado en situaciones como el cierre de locales por baja cantidad de público y la inseguridad que se vive en el puerto. Cataloga como una “guarida” esa edificación en su estado actual, el cual data desde hace 13 años.
“Cómo quisiéramos tener un edificio donde haya un comercio que abarque todos los rubros y que se vea bonito. Como era antes, era atrayente, pero ahora no. Cuántos años esperando y todo esto lleva a la autoridad”, dijo.
El local perteneciente a la Sociedad Protectora Empleados de Talcahuano lleva 116 años en el mismo lugar, es característico del puerto y tiene un público cautivo. Aún así el actual concesionario ha pensado en retirarse, porque manifiesta estar aburrido de la sensación de abandono que ronda por este sector. “En mi negocio el año antepasado se metieron a robar cuatro veces”, relató.
A unas cuadras, al lado del mar está la Bentoteca Marina donde su administrador, Alejandro Gonzále,z comentó que de los cuatro establecimientos de este tipo en el sector La Poza, tres se han visto afectados con robos en el último tiempo.
Sin desconocer que se han hecho esfuerzos por mejorar el entorno, González afirmó que “se ha notado que han hermoseado un poco acá del lugar. Siempre es bueno mejorar los entornos, eso creemos que genera una sensación de seguridad”.
Muestra suficiente de una ciudad que pide a gritos la reincorporación del mercado en el espacio público. Uno que con el paso de los años hace más difícil cualquier tipo de posibilidad de que esto vuelva a resurgir.