El sonido constante de alarma en los teléfonos celulares se registró en gran parte de la Región del Biobío, durante el fin de semana. Era la mensajería oficial para dar cuenta a la población del peligro cercano y la orden de evacuación producto del desborde de los ríos en muchos casos.
El ambiente era uno solo: carreteras cortadas, personal policial desviando hacia rutas interiores, tacos, congestión vehicular. Hasta ahí todo lo que se podría catalogar como correcto o normal en un escenario de estas características.
Pero hay un detalle que invita a la reflexión: la presencia de familias completas observando y tomando fotografías hacia los caudales, o bien no considerando la evacuación del sector, se repitió muchas veces.
La reciente emergencia que trajo consigo el pasado sistema frontal dejó en evidencia que varias personas desconocen o hacen caso omiso a la advertencia de peligro inminente que envía el Sistema de Alerta de Emergencia (SAE) a los teléfonos celulares de quienes se encuentran en la zona de riesgo.
Esta situación se explica en gran medida porque existe una baja percepción del riesgo, según explicó Octavio Rojas, Doctor en Ciencias Ambientales, Investigador Principal ANILLO Cambio Climático y Sociohidrología de Inundaciones, EULA-UDEC. “La percepción del riesgo es fundamental para enfrentar los procesos de evacuación. Cuando los habitantes expuestos a un riesgo reciben educación, son conscientes del entorno en el cual habitan o han experimentado sucesos previos, la percepción del riesgo mejora notablemente”, indicó.
En otro aspecto, la recurrencia de un evento también se vincula con el nivel de percepción, detalló Rojas. “Estudios recientes sugieren que el nivel de percepción del riesgo comienza a disminuir después de siete años de la ocurrencia un evento”, apuntó.
“Lamentablemente esta situación es más común de lo que queremos. Por una parte tratan de salvarguardar sus bienes, principalmente, y nos pasó lo mismo en el caso de los incendios forestales que las personas tratan de postergar la evacuación el mayor tiempo posible. En ese sentido hacemos un llamado a la responsabilidad que el primer bien a resguardar es la vida humana”, indicó Alejandro Sandoval, director regional del Senapred.
Hay que buscar los espacios y formas de educación en desastres. Sobre todo en un país como el nuestro y sus características naturales, que en la actualidad se potencian muchas veces con las consecuencias del cambio climático.