Desde 2019, previo a la pandemia, se anunció con fuerza la llegada de buses eléctricos a Concepción con el objetivo de contar con una movilización sustentable a través de una red de máquinas a electricidad.
Un anuncio que comenzó con el entonces Gobierno de Sebastián Piñera y que continuó con la actual administración. Plan que contemplaba el arribo de 25 nuevos buses con funcionamiento eléctrico.
“A esta altura, la tecnología y masividad en Chile ha ido haciendo bajar los precios, lo cual nos permite pensar que gran parte de la renovación de flota que tendremos en nuestro país va a favorecer a los buses eléctricos”, comentó en oportunidad Sebastián Piñera.
Mientras que según la entonces ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, en entrevista con Diario Concepción en julio de 2021, dijo que “los recursos ya fueron transferidos a EFE, son $7.700 millones para 25 buses en Concepción y diez en Temuco, eso incluye la infraestructura que acompaña. Ferrocarriles en estos momentos se está preparando la licitación y esperamos tenerla lista en el segundo semestre”.
En rigor tratan de vehículos que poseen una capacidad de más de 50 personas dependiendo de su configuración, y además cuentan con iluminación con luz led, wifi, radio MP3, aire acondicionado, puertos USB y sistema Low Entry el cual facilita el acceso a personas de movilidad reducida, entre otras características importantes.
Además, cabe señalar que los buses del plan, en aquel entonces, iban a contar con dos recorridos: uno por avenida Paicaví que emularía al actual Biobus y otro por Los Carrera hasta el sector de Nonguén.
Una situación que hasta ahora ha quedado solo en “la vuelta de la rueda”. Es que en la línea de tiempo de las nuevas fechas comprometidas la última había sido la del segundo semestre de 2022, cuando desde el Ejecutivo aseguraron que la licitación estaría lista antes de fin de año para tener las máquinas operativas a principios de 2023.
Pero ahora se confirma que recién las bases de licitación están ingresadas en la Contraloría. Un retraso evidente que levanta las dudas sobre el real interés por implementar un sistema nuevo, innovador en una ciudad que en el papel es la segunda más importante del país.