Evadir la pandemia para enfrentar el fuego

Vivir en zonas alejadas de grandes urbes, mientras el mundo estaba sumido en la pandemia del Covid-19, se convirtió en la mejor opción para muchas familias que contaban con una segunda vivienda o para quienes adquirieron un inmueble en territorio rural para arrancarse de la concentración demográfica. Lamentablemente, para algunos esa alternativa este verano terminó de manera abrupta.

Más de 150 mil hectáreas afectadas por el llamado “incendio más grande de la historia”, dejó a miles de personas damnificadas y, en varios casos, también destruyó sus maneras de subsistir, plantaciones o ganado.

“En mi familia ya son tres los que han perdido sus casas producto del fuego en Poñén. Lo peor es que no se trata de una segunda vivienda, a la que fueran los fines de semana o en verano, sino de sus hogares. Se fueron al campo porque querían vivir tranquilos, pero ahora con los incendios están pensando en volver a Concepción porque no pueden volver a perderlo todo”, dijo a Diario Concepción la penquista Carmen Amigo.

En base a lo ocurrido se ha planteado la necesidad de legislar para enfrentar una nueva realidad, influenciada por el cambio climático.

Desde el Colegio de Arquitectos, la presidenta nacional del gremio, Beatriz Buccicardi, dijo que como gremio buscan aportar en la creación de políticas públicas tendientes a evitar nuevos incendios forestales, por ejemplo, a través de nueva normativa, gestión, manejo y fiscalización del paisaje natural y antrópico.

Buccicardi llamó a evaluar el sistema productivo forestal. Aseguró que no es casualidad que gran parte de la zona cuente con monocultivos de pinos y eucaliptus, especies altamente inflamables que, además, secan las napas subterráneas, expulsan del territorio a las comunidades, reducen la economía local y desintegran su identidad cultural.

En ese sentido, el gremio propone medidas para disminuir el riesgo, que fueron explicadas por el presidente regional de Colegio de Arquitectos, Rodrigo Lagos, quien dijo que la solución al problema es multifocal. Por ejemplo, se plantea la restauración a través de bosque nativo y en centro poblados, se ha puesto encima de la mesa la necesidad de que exista un cortafuego perimetral de entre 50 y 100 metros.

Definir la solución quedará en manos de autoridades y legisladores. De lo contrario, si se mantiene el “statu quo”, lo único seguro es que volveremos a enfrentar, en unos años, otro incendio, al que nuevamente denominaremos como “el más grande de la historia”.