Es necesario aceptar que lo ocurrido el 11 de septiembre de 1973 fue un atentado total al orden, y cuyas consecuencias se sienten hasta hoy por medio del dolor y la nostalgia de las víctimas.
Cuarenta y nueve años se cumplen hoy desde el quiebre y atentado a la democracia por medio del Golpe Militar que terminó en una dictadura cívico-militar, cuyo rostro insigne pasó a ser el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet.
Si bien la conmemoración de un 11 de septiembre siempre significa una actitud de prudencia ante lo que significó la violencia contra la institucionalidad y los propios casos de vulneración de Derechos Humanos, este año toma un tono diferente tras el escenario político que todavía sigue marcando al país, tras el plebiscito de hace una semana atrás.
Por ello el llamado es al respeto, a la tolerancia y al diálogo. Chile necesita de la discusión pública, pero en el ámbito del correcto intercambio de ideas y no desde la vereda del no entender, o mejor dicho, del no querer entender a quien está al lado. Ese familiar, ese amigo, ese vecino.
A casi cinco décadas de la irrupción contra el Gobierno de Salvador Allende, presidente electo y en ejercicio de esa época tras el correcto sufragio de la población chilena, es que ahora vuelve a tomar fuerza la idea de concretar el Museo de la Memoria de Concepción.
Un proyecto que se ha dilatado durante años, mediante el respectivo paso de varios Gobiernos, y que pretende dejar testimonio material de lo ocurrido en el Biobío durante los 17 años de Dictadura.
Esto es impulsado por la Corporación Museo de la Memoria del Biobío, y donde el seremi de Obras Públicas, Hugo Cautivo, comentó que “queremos ver el museo ejecutado durante este periodo de gobierno. Sabemos que el tiempo es acotado, pero queremos cumplir con esa meta. Entendemos el simbolismo”.
“El concepto es buscar soluciones, donde no tengamos que pedirle permiso a nadie, en aquellas cosas que valoramos. Lo financiaremos nosotros”, agregó el Gobernador Regional, Rodrigo Díaz.
Es el tiempo de que Chile acepte y comience a sanar sus heridas. El tiempo donde se entienda, sin mayores dudas, que es necesario aceptar que lo ocurrido el 11 de septiembre de 1973 fue un atentado total al orden, y cuyas consecuencias se sienten hasta hoy por medio del dolor y la nostalgia de las víctimas.
La memoria nos permite avanzar en justicia y reparación.