Editorial

Lecciones aprendidas con los incendios forestales

No está demás decirlo: es indispensable un sistema de detección y reacción que responda en forma rápida al primer indicio de un incendio.

Por: Editorial Diario Concepción 01 de Marzo 2022
Fotografía: Contexto

Los episodios de incendios forestales de este 2022 nos hacen recordar la advertencia de los especialistas en medio ambiente y cambio climático: los siniestros se volverán un 30% más comunes para 2050 y, de seguir escalando la crisis climática, de acuerdo con las proyecciones de la agencia medioambiental de la ONU (PNUMA), los siniestros podrían alcanzar un aumento del 50% para fines de siglo.

En Chile, año tras año asistimos a verdaderas tragedias ambientales y en este 2022 no fue diferente. Si bien los números registran un 10% menos de siniestros, el daño es inmenso y, a veces, irreparable. Las altas temperaturas del verano aumentan los riesgos de incendios, una realidad que el país conoce bien. La investigación ha demostrado que cada 10 o 15 años ocurre una gran catástrofe forestal, puesto que se conjugan condiciones de temperatura, viento y humedad favorables a los incendios.

Por fortuna, este verano no fue el de la gran catástrofe, al menos hasta el día de hoy. Según la Conaf, Biobío es la región más afectada en número de incendios forestales y hectáreas quemadas en los últimos cinco años, y nadie desea ver nuevamente la catástrofe de enero de 2017, que resultó en casi 400 mil hectáreas arrasadas, unas 3.500 personas sin casa y 11 fallecidos. Sin embargo, especialistas en general indican que no debemos subestimar las condiciones que podrían generar una catástrofe. Es decir, la prevención sigue siendo como la política decisiva en el combate a los incendios. Y para ello es necesario un cambio de estrategia por parte de los gobiernos, puesto que un gran porcentaje de los gastos son dirigidos a respuestas directas a los incendios forestales, mientras que la planificación y la prevención reciben recursos insuficientes. La fórmula para combatir el fuego debe ser equilibrada entre planificación, prevención y preparación, y también en recuperación.

Es necesario, además, recordar una lección aprendida: la tarea de mayor impacto es la capacitación de personas. Tanto en la formación como en la creación de conciencia sobre los peligros respecto a los incendios en los bosques, por ejemplo, durante las quemas agrícolas para el manejo de residuos vegetales. Y, nunca es suficiente repetirlo, es indispensable un sistema de detección y reacción que responda en forma rápida al primer indicio de un incendio.

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