En nuestro país, tanto el Presidente, Sebastián Piñera, como el futuro Jefe de Estado, Gabriel Boric, condenaron la intervención militar y bombardeo de Rusia a Ucrania.
En las últimas horas el mundo entero, y nuestro país y Región no son ajeno a ello, fue golpeado una vez más por la amenaza de una guerra mundial. Quienes anteponemos el diálogo, el entendimiento, y pregonamos la paz y condenamos el uso de la fuerza, nos es muy difícil poder entender las razones que lleva a una nación intervenir y/o invadir militarmente a otra, como ha ocurrido entre Rusia y Ucrania.
En nuestro país, tanto el Presidente, Sebastián Piñera, como el futuro Jefe de Estado, Gabriel Boric, condenaron el hecho. “Chile condena la agresión armada de Rusia y su violación a la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Estos actos vulneran el derecho internacional y atentan contra vidas inocentes, la paz y la seguridad internacional”, escribió el primero en su cuenta oficial de Twitter. “Rusia ha optado por la guerra como medio para resolver conflictos. Desde Chile condenamos la invasión a Ucrania, la violación de su soberanía y el uso ilegitimo de la fuerza. Nuestra solidaridad estará con las víctimas y nuestros humildes esfuerzos con la paz”, apuntó el segundo en la misma red social.
Remitiéndonos a los hechos, luego que iniciara el bombardeo en distintos puntos de Ucrania, la OTAN, la Unión Europea y el G7, grupo que integran siete potencias políticas y económicas de tres continentes (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), instaron a Rusia a desistir de su ataque, amenazando con “duras sanciones”.
Por cierto, el hecho que origina el conflicto entre Rusia y Ucrania es muy antiguo, y data de a comienzos de la década del noventa del siglo pasado con la desaparición de la Unión Soviética. El problema tiene tantas aristas (políticas, económicas y culturales) que sería largo de explicar en este pequeño espacio.
No obstante, sí creemos que podemos reflexionar en torno a las eventuales consecuencias de una intervención como la que lleva adelante Rusia y las posibles “represalias” de los países aliados de la nación invadida.
Y es que la historia ha demostrado que el uso de la fuerza, descartando todo tipo de acuerdo, jamás ha beneficiado a nadie y, por el contrario, solo ha causado dolor y miseria a quienes ni siquiera están al tanto de las “discusiones” que motivan estas intervenciones, ciudadanos inocentes. Esa debería ser razón suficiente para rechazar cualquier inicio de conflicto armado.