El aumento del costo de vida en Chile es real y lo sabe bien la ciudadanía cuando va al supermercado, a la farmacia o a una estación de servicio para comprar bencina.
Invariablemente, los debates sobre la inflación en Chile están centrados en dos causas señaladas por especialistas en temas económicos: la mayor liquidez — producto de las ayudas sociales y los retiros anticipados del 10% de las pensiones — y las medidas implementadas por el Gobierno para afrontar la crisis de la Covid-19. En general, el escenario externo no suele ser considerado en los análisis del panorama económico chileno.
Es cierto que hay mayor liquidez y eso se nota en las cifras del comercio, por ejemplo. Entraron en circulación más de 35 mil millones de dólares en ayudas estatales, y alrededor de 50 mil millones más por los retiros de las AFP y los seguros cesantía. El mayor flujo de dinero fue un incentivo para mayor consumo y de paso los precios se incrementaron. El alza inflacionaria presionó al Banco Central a frenar el exceso de consumo y la salida del ente rector fue elevar a 4% la Tasa de Política Monetaria, su mayor nivel desde 2014.
El aumento del costo de vida en Chile es real y lo sabe bien la ciudadanía cuando va al supermercado, a la farmacia o a una estación de servicio para comprar bencina. Pero en ningún caso es un problema en Chile, sino que en la mayor parte de los países del mundo y esa situación impacta a nuestra economía. Inflación cerró el 2021 disparada en Latinoamérica, por sobre la meta de los bancos centrales. En el ámbito regional, México (7,3%), Brasil (10,7%), Perú (6,4%) y Argentina (más de 50% en 2021) también fueron afectados por incremento de precios. Incluso Estados Unidos cerró el año con un 7,0% de inflación anual, la más alta en cuatro décadas.
Para 2002, las perspectivas globales son mejores, pero no tanto, puesto que hay dudas respecto del impacto que la variante Ómicron pueda generar. El retraso en normalizar la producción y la logística podría seguir impactando en los precios de los productos que viajan de un país a otro tanto cuanto las variantes del coronavirus. Es decir, los gobiernos deberán hacer grandes esfuerzos para reponer la marcha económica sin demasiada aceleración. Y lo que ocurre en otras naciones y en los mercados internacionales afectará a la economía chilena, dadas las vinculaciones e interdependencia de productos y servicios. Es una realidad a considerar para así moderar las expectativas para 2022 y 2023.