Editorial

Entre el freno y el acelerador

Al final del día, la menor actividad económica y también una aceleración demasiado rápida genera coletazos en el empleo y en la capacidad de pago.

Por: Editorial Diario Concepción 15 de Octubre 2021
Fotografía: Archivo

La decisión del Banco Central que elevó la Tasa de Política Monetaria (TPM) a 2,75% confirma los dilemas en materia económica: en medio a una vuelta a la normalidad, tras más de un año de confinamientos y una grave recesión técnica de por medio, el país necesita de estímulos monetarios y fiscales, pero a la vez debe contener los incrementos de precios de productos y servicios, que en la práctica se traducen en un aumento del costo de vida.

En marzo de 2020 la realidad era opuesta. La Reserva Federal de Estados Unidos dejó su tasa de interés de referencia prácticamente a 0%, de la misma manera que en 2008 al enfrentarse a una crisis financiera global. Luego de la decisión en EE.UU., a mediados de marzo del año pasado, fue la vez del Banco Central de Chile anunciar el mayor recorte de la TPM desde 2009, dejándola a sólo 1%. Menos de un mes después el BC decidió entregar más estímulos monetarios para anticiparse al shock económico que ocasionaría el coronavirus y llevó la TPM al mínimo técnico de 0,5%.

Así se mantuvo por cerca de 15 meses, hasta que el aumento sostenido del IPC ha obligado a una intervención. La meta inflacionaria del Central es de 3% al año, con una variación entre 2% y 4%. Al día de hoy el país cerraría el 2021 con 5,7% de inflación, es decir, prácticamente el doble de la meta del BC. Para contener el IPC Chile se ha convertido en el cuarto país del mundo que más ha subido la tasa de interés en lo que va del año. Solo Brasil, Rusia y Ucrania han subido más su tipo rector durante 2021 y ello es una muestra de la preocupación de la entidad por las perspectivas inflacionarias.

El coronavirus instaló una crisis sanitaria, que luego tuvo coletazos en la economía, impactando en la comercialización de bienes y servicios. Al final del día, la menor actividad económica y también una aceleración demasiado rápida genera coletazos en el empleo y en la capacidad de pago.

Hoy el país debe oscilar entre poner freno a la actividad económica y a la vez entregar estímulos. A octubre muchos analistas estiman que el IPC llegará a 6%. No es un buen pronóstico, puesto que la inflación genera incertidumbre sobre los precios futuros y, en consecuencia, afecta las decisiones sobre el gasto, el ahorro y la inversión. Una materia que seguirá en la pauta por muchos meses más.

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