Los recursos de administración regional suman el 7% del total de dineros invertidos en Biobío. El 93% es asignado y administrado desde las oficinas del Gobierno central.
Todos los años ocurre lo mismo: la regiones elaboran sus presupuestos para el próximo ejercicio, los que son solicitados al gobierno central y luego discutidos y aprobados — con o sin recortes — por el Congreso.
Este año, sin embargo, para la elaboración del presupuesto las regiones deberán tomar en cuenta las opciones entregadas por la Dirección de Presupuesto (Dipres). En el caso de Biobío, la Dipres ofreció tres propuestas posibles, y ninguna tiene un aumento de recursos, en comparación al aprobado para 2021. La propuesta 1 alcanza el 90% del actual presupuesto, sumando cerca de $77,1 mil millones. La alternativa 2 es por el 95% del actual erario, unos $81,5 mil millones, y el escenario 3 es el total del actual presupuesto de $85,8 mil millones. En la práctica, las tres alternativas representan una disminución de recursos, puesto que no contemplan siquiera un reajuste por la inflación de los últimos 12 meses.
Se entiende que no solamente los dineros de libre disposición serán entregados al Gobierno Regional. Se consignan recursos a través de los ministerios para distintas áreas como salud, vivienda, infraestructura y educación, entre otras. Pero la reducción del presupuesto administrado regionalmente impactará en forma negativa en la asignación de recursos para los proyectos en ejecución. Y peor: no alcanzaría para financiar nuevos proyectos, recortando las aspiraciones y desafíos que Biobío se ha trazado.
Dentro del Core se han levantado distintas voces en los últimos años con la consigna de “pensar siempre en más y no esperar pasivamente lo que se determine desde el nivel central”, como también por la “unidad como Región con transversalidad política” para defender el presupuesto regional de acuerdo con lo que fue solicitado a la Dipres. La unidad tranversal se hace necesaria en la práctica, de los contrario no tendría sentido algún destinar tiempo, recursos y personas para planificar y elaborar un presupuesto si no hay propósito de defenderlo.
Más todavía cuando los recortes presupuestarios han sido rutina, y con ello las regiones pierden peso en el gasto global del país. Un claro retroceso en la agenda de descentralización. De hecho, cabe recordar que los recursos de administración regional suman el 7% del total de dineros invertidos en Biobío. El 93% es asignado y administrado desde las oficinas del Gobierno central. Definitivamente, no es aceptable esperar pasivamente lo que se determine desde el nivel central.