El último año escolar en Chile fue muy complicado. Debido a la pandemia, más de tres millones y medio de estudiantes tuvieron que entrar de golpe -y en muchos casos sin la disponibilidad tecnológica mínima- al ámbito virtual. Un factor relevante para el aumento de la deserción escolar en el país, que, según cifras del ministerio de Educación, alcanzó su registro más alto en los últimos cinco años, llegando a un 1,6% del alumnado, equivalente a 47.686.

En la literatura internacional se enfatiza que abandonar el sistema educacional, sin haber completado ciertas credenciales académicas mínimas, constituye un hito perjudicial en la trayectoria social, económica y laboral de una persona, incrementando el riesgo de caer en una situación de pobreza y/o exclusión social. La educación debe entenderse como un canal que permite a cada persona el ejercicio amplio de sus derechos, por lo que el abandono escolar temprano es uno de los principales problemas para el éxito de las políticas educativas que quieran implementarse a todo nivel.

Ello también debe complementarse con otros datos del propio ministerio de Educación: uno de cada tres niños y niñas, en etapa escolar, no entiende lo que lee, y la misma proporción no tiene habilidades básicas en matemática.

En julio de 2020, se publicó el documento “Propuestas Mesa Técnica para la prevención de la Deserción Escolar”, elaborado por un ente generado bajo el alero del citado ministerio. Allí, junto con hacer un diagnóstico de los últimos años, también se hace referencia a lo importante del retorno a las clases presenciales. Sin embargo, en las condiciones sanitarias actuales, el foco principal debería estar en cómo acercar de una mejor manera los contenidos a quienes, en 2020, no pudieron desarrollar los programas de una forma adecuada.

También cómo mejorar la conectividad, cómo brindarle apoyo a ese universo de estudiantes que sí quieren estar en sus clases, pero simplemente no pueden. Esto igual se menciona en el documento, a lo largo de sus 15 propuestas de mejora, en lo que busca ser una hoja de ruta en uno de los momentos, a todas luces, más complejo para el sistema educativo a nivel nacional.

La pandemia dejó más al descubierto los problemas de la educación primera y secundaria. El primer paso es tomar medidas de acuerdo a lo aprendido en 2020, y evitar que la deserción escolar siga en aumento.