Posiciones antagónicas están enfrentadas frente a una materia de repercusión económica, social y ambiental. Deben primar los argumentos con base en las investigaciones.
El proyecto de ley que busca prohibir la utilización del arrastre para capturar la merluza común ha dividido aguas en el sector pesquero, y no hay consenso entre los industrial y artesanales. Para los que trabajan y dependen de la flota industrial, lo más importante es detener la pesca ilegal. Los artesanales no aprueban la pesca ilegal, pero consideran que el foco debe estar en la prohibición definitiva de la pesca de arrastre.
Este controvertido arte de pesca ha sido restringido en varios países debido a sus impactos sobre los ecosistemas marinos. De hecho, es un método pesquero utilizado en todo el mundo, tanto por la flota industrial como la artesanal. Una gran cantidad de estudios ha demostrado que las redes operan en contacto con el suelo marino y capturan los organismos que viven sobre él. Los biólogos sostienen que hay un daño físico y biológico sobre el fondo del mar y que, además, este arte de pesca tiene baja selectividad, de modo que captura las especies objetivo pero también cualquier organismo que se encuentre al paso de la red.
De manera general, los industriales se han expresado en contra de la eliminación del arrastre. Se argumenta que los barcos industriales son los únicos que pueden operar en forma continua y por lo mismo responden por miles de empleos directos e indirectos en todo el país. Han demostrado que ningún método de pesca es 100% selectivo y que, según informes científicos chilenos, el estado actual de conservación en que se encuentra la merluza común no guarda relación con la pesca de arrastre.
Así, la técnica de arrastre se encuentra en el ojo del huracán mientras tramita un proyecto que modifica la Ley General de Pesca y Acuicultura. Es importante que se mantenga una actividad crucial para el país, como también es importante establecer un mecanismo regulatorio para promover la sostenibilidad de los recursos hidrobiológicos en Chile. Es decir, hoy está en debate la forma de proteger aquellas zonas que podrían ser afectadas por el arraste, conservando así la gran biodiversidad marina, y, a la vez, una salida que garantice el sustento para miles de empleos.
Se espera que las decisiones en esta materia dependan de estudios técnicos, ya concluidos o por realizarse. Posiciones antagónicas están enfrentadas frente a una materia de repercusión económica, social y ambiental, y deben primar los argumentos con base en las investigaciones.