El legado de la cuenca del carbón no debe ser olvidado. Puede transformarse en factor clave para impulsar y proyectar el desarrollo de esa comunidad hacia el futuro.
Desde hace varios años que incansables personalidades de la Región luchan para convertir a Lota en Patrimonio de la Humanidad. Exmineros, dirigentes sociales, académicos, autoridades políticas y de gobierno han trabajado para realzar la inmensa riqueza cultural, patrimonial, gastronómico e histórico de la Zona del Carbón. Sin ese mineral utilizado como combustible, probablemente no hubiera existido el apogeo del salitre y del cobre. Lota combinó el auge económico de ese territorio regional con la tragedia humana de quienes obtenían sustento en las galerías subterráneas para extraer el “oro negro”.
Las minas fueron cerradas a fines de los ‘90, y de ese pasado destacan actualmente monumentos históricos como el Parque Isidora Cousiño, la mina Chiflón del Diablo, la planta hidroeléctrica Chivilingo y el sector de Chambeque. Todos estos sitios se han ido incorporando a una agenda de la protección legal por el Estado de Chile, con inversiones en obras de emergencia y restauración.
Ahora, se ha anunciado que Lota será inscrita en la lista tentativa para los sitios Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Es decir, esa antigua aspiración ingresa en una etapa formal, con el apoyo técnico y logístico del Gobierno de Chile, a través de la Subsecretaría del Patrimonio, Corfo, el MOP, el Minvu y la Municipalidad de Lota.
El Conjunto Minero de Lota, que se extiende por 180 hectáreas, es la zona con más Monumentos Históricos declarados de Chile. Lograr el reconocimiento mundial a todo ese patrimonio entregará un nuevo aliento -amén de las inversiones y la protección asociados- para un territorio con rezago económico estructural. La atención mundial para el patrimonio y tradiciones lotinos se traducirá en impulso al turismo nacional y del extranjero, y así lo demuestran los seis sitios chilenos que son Patrimonio de la Humanidad: las 16 iglesias de Chiloé, las salitreras Humberstone y Santa Laura, el Parque Nacional Rapa Nui, el campamento Sewell, el casco histórico de Valparaíso y el sistema vial andino, Qhapaq Ñan.
Los historiadores han demostrado que la cuenca del carbón lotino fue un motor de desarrollo económico de Chile por 150 años. Un legado que no debe ser olvidado, y que puede transformarse en factor clave para potenciar y proyectar el desarrollo de esa comunidad hacia el futuro.