Las medidas de protección social impulsadas por el gobierno son necesarias. Pero es fundamental recuperar la actividad económica.
A esta altura de los acontecimientos, tras casi 6 meses desde la aparición del primero caso de coronavirus en Chile, pueden sonar majaderos los análisis sobre el impacto de la pandemia en el mercado laboral. La tasa de desempleo en Chile registró su octavo aumento consecutivo, y todo el país está consciente del impacto provocado por el virus y las medidas restrictivas que buscan contener los contagios. Pero sería insensato no volver al asunto cuando el número de desocupados se acerca al millón de personas, es decir, casi un 50% más que en el mismo período de del año pasado.
Más todavía si el problema está lejos se solucionarse y que, con toda probabilidad, seguirá en aumento. Las restricciones a la movilidad se traducen en fuertes caídas en actividades económicas como el comercio, la construcción y los servicios turísticos y de entretención. Si bien se levantan las cuarentenas en algunas comunas de la Región Metropolitana, la propagación del virus ha obligado a imponer más restricciones al Gran Concepción y otras zonas del sur del país.
cal para así limitar el aumento de la tasa de desocupación. Por otra parte, se han reforzado los programas de protección social, bonos y subsidios que buscan mitigar la reducción de ingresos de quienes perdieron su empleo o que se han incorporado a las filas de la Ley de Protección del Empleo. En esa línea el Senado aprobó esta semana una normativa que incorpora dos pagos más a los trabajadores que ya está acogidos por la referida Ley. Sin estos programas, la tasa de desocupación sería más trágica de lo que es hoy día, aunque varios analistas consideran que la cifra del INE no refleja la realidad en su plenitud: debido a las medidas de confinamiento, una gran cantidad de personas dejó de buscar trabajo. Con ese grupo en las estadísticas, la tasa de desocupación se empinaría por sobre el 25%, opinan economistas.
Las medidas de protección social impulsadas por el gobierno son necesarias. Pero es fundamental recuperar la actividad económica. Tal como fue expresado por una autoridad, no es posible vivir de ingresos de emergencia eternamente. Las familias necesitan de fuentes permanentes de ingresos, y para ello se requiere de inversión, generación de empleo y crecimiento económico.