El momento para empatizar y ponerse en el lugar del otro

08 de Junio 2020 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Fotografía: Agencia UNO

Si siente la necesidad de salir de casa por “aburrimiento”, piense en quienes perdieron su trabajo, en quienes viven en campamentos y en los que deben dejar el hogar porque no tienen alternativa.

Como viene siendo la tónica en las últimas semanas, cifras muy preocupantes dejó ayer el informe entregado por el ministro de Salud, Jaime Mañalich, en relación al coronavirus en Chile: 6.405 nuevos casos, 96 fallecidos y el anuncio de cuarentenas para Calama ySan Antonio, medidas que entrarán en vigencia mañana a las 22 horas. Pero más allá de los datos, el llamado de la autoridad en general es a quedarse en casa, acentuar el aislamiento social y las medidas de higiene más fundamentales.

Cuesta creer que en Santiago, por ejemplo, las cifras de contagio continúan muy altas con varias semanas de cuarentena. Lamentablemente, eso refleja algo que se ha repetido desde el inicio de la pandemia: los chilenos no nos cuidamos. En general, no somos empáticos y mientras no tengamos ese dolor, el que muchas familias han enfrentado en este periodo, al lado, no tomaremos conciencia de lo que se está viviendo.

El mensaje aparece como majadero, reiterativo, pero mientras no se vean cambios, bien vale la pena reiterarlo. Fiestas clandestinas, personas burlando el Toque de Queda, muchas de ellas porque se sienten “ahogadas” en sus casas, sin duda, entregan una pésima imagen de nuestra sociedad. Es cierto, en ocasiones las propias autoridades han entregado señales confusas, pero independiente de las normas o restricciones, el cuidado principal parte por cada ciudadano.

Si siente la necesidad de salir de casa por “aburrimiento”, por tomar algo de aire fresco o porque extraña sus rutinas habituales, tómese un momento y piense en la gran cantidad de compatriotas que han perdido su trabajo. También, en quienes viven en campamentos y en situaciones sanitarias que no les permiten cumplir con las mínimas condiciones de higiene personal y de distanciamiento social. Y en quienes darían todo por poder quedarse en el hogar y cuidar de los suyos, pero sus obligaciones profesionales no les permiten teletrabajar y no tienen otra alternativa que transitar por sus respectivas ciudades para cumplir con sus deberes laborales.

Recién empieza el invierno y las cifras ya son altísimas. Ya no hay tiempo para quienes aún no le toman el peso a la gravedad de lo que se vive. Para qué esperar a vivir en carne propia el dolor de ver mal a un ser querido, si puede ser empático y aportar con su buena conducta a frenar esta pandemia. Es la única forma.