Dadas las circunstancias, el país perfecciona la atención para los números de la pandemia. Para la gran mayoría de chilenos y chilenas, las cifras aún no entregan rostros ni biografías.
Revisar la variación diaria de casos confirmados de Covid-19 se ha convertido en hábito. Es tema para conversaciones en los hogares, en los medios, en distintas interacciones a través de las redes sociales. Celular en mano, millones de chilenos y chilenas también se actualizan a diario en los indicadores de pacientes que se recuperaron y los que lamentablemente fallecieron.
Dadas las circunstancias, el país perfecciona la atención para los números de la pandemia. Porque son más que números. Las métricas que autoridades de salud divulgan diariamente representan resultados. Entregan una medida de la validez de las medidas adoptadas para frenar la propagación del virus en Chile. Del compromiso de la población en acatar tales medidas y, en consecuencia, de la capacidad para producir el efecto deseado.
El examen frío de los números, sin embargo, puede inducir a perder de vista la dimensión humana de esta crisis. La estadística proporciona un escudo emocional ante las pérdidas de vidas, de empleos, de patrimonio. Para la gran mayoría de chilenos y chilenas, las cifras aún no entregan rostros ni biografías. No ofrecen dramas de familiares que son obligados a despedir sus fallecidos en ceremonias repletas de protocolos sanitarios.
Con frialdad o no, la estadística diaria sobre el avance del Covid-19 en Chile permite seguir el comportamiento de propagación de la enfermedad, información clave para que se tomen decisiones acertadas.
Tenerlo en cuenta es de suma importancia, puesto que la curva de contagio no está en su punto más alto. Y el peor escenario es que la tasa de infección crezca sin control, lo que en la práctica elevaría súbitamente la cantidad de casos críticos. En tal escenario, con una demanda explosiva de nuevos enfermos, no habrá recursos suficientes, ni médicos, tampoco personal de apoyo, fármacos o equipos para las unidades de cuidados intensivos. Más personas harán parte de una terrible estadística.
En la última jornada, se registraron 383 personas hospitalizadas en unidades de cuidado intensivo. De ellas, 322 permanecen en ventilación mecánica y 83 en condición critica. Son números que deben ser conocidos. Para que nos cuidemos entre todos y evitemos que las frías cifras traigan rostros conocidos.