Editorial

Cuidar la ciudad de todos

Hay espacio en la sociedad para asimilar que la ciudad, sus espacios públicos y sus instituciones no sólo deben ser cuidados por funcionarios, sino que por todos los ciudadanos.

Por: Editorial Diario Concepción 07 de Marzo 2020
Fotografía: Archivo | Agencia UNO

Hay que preguntarse: ¿por qué las comunas del Gran Concepción están saturadas de elementos que las afean? Están en todos los lugares y, como ya son parte del escenario, a los ciudadanos parece que les da lo mismo que existan o no. Por la inercia ciudadana han sido incorporados al paisaje urbano y por inercia siguen donde están.

Es el caso del cableado aéreo que cuelga de los postes de casi toda la ciudad, impiden la continuidad visual, y crean un nivel de contaminación que asombra. Ahí están, por años, y lo que es más asombroso, continúan aumentando en volumen, pese al sin número de anuncios de que serían retirados. En algunas calles, se observa que estos cables penden hacia las veredas y provocan peligro para los peatones y vehículos que por estos lugares transitan. Hace un par de años, se estimó en un 1 millón de metros de cables que no transmiten ni electricidad ni telefonía, tv cable, ni otro servicio, por lo que deberían ser retirados. Las empresas responsables por la instalación de estos aparatos, muchas veces miran para el lado a la hora de asumir el compromiso de retirar lo que colocaron en la vía pública. La maraña de cables en la ciudad no sólo la afean, sino que son también un riesgo y un peligro contra las personas.

La contaminación visual también se ha convertido en una materia que merece más atención. Los carteles publicitarios, las gigantografías y la publicidad digital en vía pública pululan por todas partes. Como el 2020 será un año electoral, lo más probable es que las comunas sean inundadas por carteles y pancartas de propaganda política que nadie se hace cargo de retirar cuando terminan los comicios. Lo mismo con los rayados y pinturas en propiedades públicas y privadas que no pocas veces están bastante apartadas de lo que podríamos considerar como expresiones artísticas.

Definitivamente, todavía hay espacio en la sociedad para asimilar que la ciudad, sus espacios públicos y sus instituciones no sólo deben ser cuidados por funcionarios, sino que por todos sus ciudadanos, incluyendo a las autoridades. La contaminación visual y física del entorno perjudica la calidad de vida, ensucia la ciudad y afecta a sus ciudadanos, a su patrimonio, a la naturaleza y al turismo. Es decir, la contaminación tiene consecuencias sociales, económicas, ambientales, culturales y- es de esperarse- políticas.

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