El positivo factor de cohesión social de la migración
23 de Diciembre 2019 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Para las organizaciones internacionales, son las ciudades los espacios en que se produce principalmente la inclusión y las autoridades municipales y otras instancias locales las que se encuentran mejor situadas para responder a los retos que esta determina.
Al explicar los objetivos de una fecha especial, como el recién pasado 18 de diciembre, Día Internacional del Migrante, la ONU señala la oportunidad de pensar en las personas que han decidido migrar a otro país y de reiterar cuán importante es el respeto de los derechos y la dignidad de todas y todos. Este día se celebra bajo la égida de las Naciones Unidas en reconocimiento de esos 272 millones de migrantes en el mundo que forman parte integral de todas nuestras sociedades.
Tomar una decisión de esa magnitud, abandonar la tierra de sus raíces, es de profundo significado. A lo largo de la historia de la humanidad, como expresa el informe de la ONU, la migración ha sido una expresión valiente de la determinación individual de superar la adversidad y buscar una vida mejor. La masividad de este fenómeno, facilitado por el progreso de las comunicaciones y la circunstancia de un mundo globalizado, plantea retos y oportunidades para sociedades en todo el mundo.
De los numerosos estudios realizados por las Naciones Unidas sobre el particular, se desprende que las comunidades que prosperan son aquellas que aceptan el cambio y se ajustan a él. Así, la población migrante constituye parte integral y deseable de ese cambio. Un documento de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) concluye que los migrantes pueden convertirse, desde su propia experiencia, en actores sorprendentemente eficientes de la resiliencia ante los embates de situaciones de crisis inesperadas con las cuales se enfrentan las comunidades, como el cambio ambiental, los desastres, el desempleo y los conflictos políticos.
Para nuestro país, históricamente lejano de todo, en situación centenaria de relativo aislamiento, la llegada de migrantes ha sido un cambio sin precedentes, y su acelerado incremento, una situación que no terminamos de aquilatar, aunque ya es parte de nuestra realidad cotidiana. Paulatinamente, el debate gira en torno a si esta migración es positiva o negativa o si hay contribuciones concretas de los migrantes hacia la sociedad en su conjunto.
La realidad objetiva es que los migrantes ya se han integrado en la cotidianidad y sus contribuciones son parte de nuestro perfil como sociedad, ya sea como estudiantes que se esfuerzan para adquirir nuevas competencias, o como trabajadores que desean aprovechar su experiencia para conseguir un trabajo mejor remunerado o tener una gama más amplia de oportunidades, pero sobre todo por la formación de las familias, al reunirse con sus seres queridos o encontrando parejas en nuestro país.
Para las organizaciones internacionales, son las ciudades los espacios en que se produce principalmente la inclusión y las autoridades municipales y otras instancias locales las que se encuentran mejor situadas para responder a los retos que esta determina. En cuanto a los migrantes, su integración en la elaboración de las políticas no se ha implementado formalmente, para favorecer su propia inclusión y la de otros como ellos.
La población migrante es una buena noticia para Chile, toda vez que contribuye a pensar nuevas formas de enfrentar los desafíos de la vida de las personas y el desarrollo de las naciones, mejorar nuestras competencias de tolerancia, de respeto a la diversidad de intereses y perspectivas, darnos la oportunidad de conocer otras culturas y enriquecer de paso nuestra cohesión como sociedad.