El resultado de tomar el pulso a la ciudadanía

30 de Octubre 2019 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Fotografía: Raphael Sierra P.

No debería ser difícil para los nuevos integrantes del Gobierno hacerse cargo con la mayor premura y no perder el contacto con la gente, una exigencia cada vez más crítica, en el nivel de clara advertencia.

Las calles de las ciudades de Chile se han visto, en los últimos 10 días, atestadas de personas que han presentado un reclamo contundente respecto de la desigualdad en el país, el que, incluso, ha traspaso las fronteras de nuestra nación. Desgraciadamente, este justo clamor de cientos de miles de chilenas y chilenos se ha visto empañado por grupos minoritarios que han hecho uso de una violencia desmedida, poniendo en duda si solo representan una rabia acumulada por muchos años o son, simplemente, delincuentes que aprovechan la ocasión que les entrega la imposibilidad de controlar una protesta nacional tan generalizada.

Es entonces interesante tomar el pulso a la ciudadanía, para hacer un diagnóstico de sus percepciones y sentimientos, con todos los resguardos de una herramienta cuyo uso ha sido demasiado frecuente y de resultados no siempre exactos. Aun así, las cifras podrían indicar tendencias y muchas veces descubrir que las respuestas son plausibles, con una cierta lógica.

Una agencia especializada ha publicado recientemente uno de esos estudios, denominado justamente Pulso Ciudadano, con el propósito de evaluar las manifestaciones, las medidas del Gobierno, las motivaciones del descontento, entre otros aspectos relevantes, auscultando la opinión del público en general, hombres y mujeres mayores de 18 años, pertenecientes a todos los grupos socioeconómicos (GSE), con muestras representativas de residentes de Santiago y Regiones, considerando una cobertura de 194 comunas a nivel nacional.

El primer hallazgo es la situación de relativo apoliticismo de los consultados. El 65.1% se define como sin posición política y no se identifica con coaliciones, ni tiene una posición frente al Gobierno; es decir, ni partidarios ni opositores. Una notoria mayoría (83.6%) está de acuerdo o muy de acuerdo con las manifestaciones y propuestas de la ciudadanía, aunque el porcentaje de acuerdo varía según el GSE; 75% para el grupo C1, 86.5% para el caso del DE. Mayor acuerdo en hombres, jóvenes, de izquierda, estos últimos con diez puntos sobre el promedio.

A la pregunta sobre el tipo de manifestación y protestas que se han desarrollado, estas son descritas como mayormente pacíficas (50.3%) o mayormente delictuales y violentas (46.2%); estas últimas sobre todo para el GSE DE (49.6%), casi nueve puntos más que el GSE C1 (40.7%). Al ser consultados por el uso de medios violentos en el marco de las manifestaciones, el nivel de desacuerdo o muy en desacuerdo alcanza el 75.5%, con cifras mayores al promedio en los grupos C1, aquellos de edades comprendidas entre 41, 50 y más años y los identificados con la derecha. El juicio sobre la reacción del Gobierno frente a esta situación es lapidario, la afirmación que señala que no ha reaccionado o ha reaccionado tardíamente presenta un nivel de acuerdo o muy de acuerdo del 95.7%, desagregando ese porcentaje, el 58% estima que no ha reaccionado.

En cuanto a los motivos para manifestarse, en el rango sobre 85% y en orden descendente, se encuentran sueldos, precios de los servicios básicos, pensiones y la desigualdad económica, mientras que en el rango sobre 70% se ubican salud, transporte, medicamentos y educación.

Son cifras que pueden cruzarse con otras encuestas, como Cadem, que dan cuenta de un descontento social generalizado, con parecidas causas y aspiraciones. No debería ser difícil para los nuevos integrantes del Gobierno hacerse cargo con la mayor premura y no perder el contacto con la gente, una exigencia cada vez más crítica, en el nivel de clara advertencia.