La migración del foco agrícola de Chile
12 de Octubre 2019 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
El efecto del calentamiento global es claramente observable en nuestro país y afecta el uso de la tierra con propósitos agrícolas y, por supuesto, su valor y productividad, con cambios observables en períodos relativamente breves.
Los cambios generados por la crisis climática han resultado en una tendencia progresiva de modificaciones del perfil de los territorios a nivel planetario, los climas de las ciudades no serán los que históricamente han exhibido y en pocos años corresponderán a los de otras ciudades, muy distintas a las actuales, según una publicación reciente; Understanding climate change from a global analysis of city analogues -La comprensión del cambio climático por medio de un análisis global de ciudades análogas-, que predice el clima esperable de las ciudades para el año 2050.
Esa tendencia es claramente observable en nuestro país y afecta, además, el uso de la tierra con propósitos agrícolas y, por supuesto, su valor y productividad, con cambios observables en períodos relativamente breves. En una publicación de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica en 2009; “Valor de la tierra agrícola y sus factores determinantes”, se informaba que la superficie del territorio chileno potencialmente destinable a actividades silvoagropecuarias correspondía, aproximadamente, al 35% del total continental.
Esta situación motiva diferentes visiones relativas al trato que debe dársele al suelo y, en este contexto, resolver interrogantes sobre la planificación del territorio, entre urbano y rural, por ejemplo. Dado que la tierra es un recurso productivo fundamental de las actividades silvoagropecuarias, es indispensable conocer su mejor uso, factor asociado a los precios por unidad de superficie, que depende de la ubicación geográfica, calidad intrínseca o potencial de uso del suelo, tamaño de la propiedad, mejoras incorporadas al suelo en forma de obras físicas o plantaciones, infraestructura pública en la zona, entre otros.
En el año de ese informe, se concluía que el precio de la tierra era mayor a medida que se avanza hacia la zona norte del país. Así, el promedio del valor real de la tierra desde la IV Región a la zona norte de la VII Región, había aumentado en un 0,5% entre 1917 y 1970, y en un 12,2% entre 1974 y 1978. En los mismos períodos, en la zona comprendida entre el sur de la VII Región y toda la VIII Región, las tasas de crecimiento en el valor de la tierra fueron bastante menores, del orden de 1,0% y 2,9%, respectivamente.
En la actualidad, según datos entregados por la Consultora GPS Propierties a un medio de circulación nacional, ha cambiado definitivamente el escenario, de esa manera, los terrenos altamente valorados, con promedios aproximados de 26 millones de pesos por hectárea, de las regiones de Valparaíso, Metropolitana y O’Higgins han tenido en el periodo 2015-2019 modificaciones menores, comparadas con las alzas de precio por hectárea en las regiones de Bío Bío y Ñuble, ambas con una plusvalía de 100%.
Ante los cambios climáticos, según esta consultora, en el mediano plazo, las regiones de Bío Bío y Ñuble se configuran como el próximo foco agrícola de Chile, al concentrar características valoradas, como el bajo valor por hectárea -entre 5 y 12 millones de pesos- en comparación con el resto de las regiones de la zona central, el número de comunas con suelo y clima aptos para desarrollo agrícola y relativa seguridad hídrica para el establecimiento de proyectos sustentables. Una nueva y poderosa oportunidad para el desarrollo regional que obliga a repensar el uso de nuestro suelo.