El potencial turístico de la Región está sub valorado. Si bien es cierto hubo esfuerzos por estar a la altura de lo que se podría necesitar, estos esfuerzos siguen teniendo la condición de transitorios, de casa que se arregla solo cuando llegan las visitas.
Como ocurre casi siempre al concluir un evento complejo, altamente esperado y terminado con éxito, hay una suerte de anticlímax, algo de duelo, por el contraste entre las experiencias estimulantes vividas y el regreso a la rutina. La fecha cumplida en la Región, del campeonato Mundial de Rally 2019, tiene esas connotaciones, con la sensación primaria de haber salido bien, de haber estado a la altura de las circunstancias y, para muchos, muy por encima de lo esperado.
Es conveniente recordar las expresiones de satisfacción del alcalde de Concepción, tras conocer la decisión adoptada por la FIA desde París, para otorgar a Chile, y específicamente a la Región del Bío Bío, la organización de una de las fechas del Campeonato Mundial de Rally, como consecuencia esperada de un trabajo previo de más o menos dos años, en dura competencia con Japón, país directo competidor en la postulación de la sede. Al mismo tiempo, se hizo entonces una adecuada descripción de los desafíos que se planteaban, dada la magnitud del compromiso que se asumía, desde la demanda hotelera, a los numerosos aspectos administrativos de una operación de esa envergadura.
Dejando aparte los lunares relativos al comportamiento de algunos espectadores que no respetaron las normas de seguridad, todo el resto del evento se desarrolló en un nivel por sobre lo esperado, con una auspiciosa y nutrida concurrencia a su inauguración, con la espectacular asistencia de miles de aficionados, sorprendiendo incluso a varios pilotos comentando que nunca habían estado en una largada protocolar tan masiva.
Para la hotelería hubo registros excepcionales, ya que llegó al 100% de ocupación durante la sexta fecha del Rally, la presidenta de Protur, realizó también un balance positivo ya que el impacto no solo se percibió en Concepción y Talcahuano, sino además en la búsqueda de alojamiento en las distintas comunas.
Las redes sociales mostraron segmentos de la carrera y sus incidentes, incluyeron, con inusitada frecuencia, producciones cortas y muy bien elaboradas dando a conocer la ciudad de Concepción y regiones aledañas, desde un aspecto turístico. Se estima que hubo una cobertura vía online del evento con más de 350 millones de espectadores conectados a las redes a través de las diferentes plataformas y millones de espectadores offline. El número de espectadores presenciales se estima, con cifras no oficiales, de 150.000 o más personas.
Hay una importante señal y una clara lección a consecuencia de este evento; el potencial turístico de la Región está evidentemente subestimado, o sub valorado. Si bien es cierto hubo esfuerzos por estar a la altura de lo que se podría necesitar, estos esfuerzos siguen teniendo la condición de transitorios, de casa que se arregla solo cuando llegan las visitas. Entregar, como se hizo, un Sello de Registro impreso para que los turistas puedan reconocer propuestas como parte de la oferta formal del sector, o capacitaciones y convenios especiales con motivo de este particular evento, si bien son iniciativas útiles, escabulle el problema de fondo. La base turística regional, la conformación estructurada de la llamada industria sin chimeneas.
La Región tiene mucho que ofrecer, se está perdiendo un polo de desarrollo invaluable, porque su explotación no solo es sustentable, sino que impulsa un círculo virtuoso de progreso.