Se trata de una estructura colaborativa, para avanzar al paso siguiente de la investigación y el desarrollo; la innovación y la búsqueda de impacto relevante y positivo para el desarrollo de la Región y el país.
El Pacyt ha enfrentado toda suerte de obstáculos, desde las primeras propuestas en la Universidad de Concepción hace ya más de una década, todos dentro de lo esperable para un proyecto de tamaña magnitud y tan elevadas expectativas, una gran estructura colaborativa para avanzar al paso siguiente de la investigación y el desarrollo; la innovación y la búsqueda de impacto relevante y positivo para el desarrollo de la Región y el país.
Una de las dificultades mayores reside precisamente en la necesidad de cambiar el paradigma de la innovación, no como un proceso lineal, muchas veces aislado con poca influencias de las instituciones y del mercado, producto de los departamentos de I+D, sino como un proceso interactivo más acorde con el panorama real existente. Por un lado, se trata a la tecnología como conocimiento, asumiendo los costos que ello conlleva, y por otro, se otorga un gran énfasis a la actividad innovadora, como una interacción continuada entre distintos actores y elementos, que van desde la invención hasta el último eslabón de la cadena, la comercialización posterior de resultados.
En definitiva, se requieren elementos integradores, como los propuestos en el diseño del Pacyt, con el objetivo de facilitar el acceso a redes inteligentes y a la apropiación de la realidad local. Se ha aludido a tres resguardos; partir de los elementos culturales que identifican al sistema regional, ya que no siempre es posible reproducir políticas desarrolladas en otras realidades. Empezar con lo que ya existe y tercero, priorizar esfuerzos, ante la necesidad de generar resultados visibles en el corto plazo, que sean compatibles con aquellos esperables en el plazo mediano y largo.
En el completo análisis presentado en el libro “Los parques científicos y tecnológicos en América Latina: Un análisis de la situación actual”, auspiciado por el BID, se evalúa sin eufemismos la situación de los casi 150 parques en distintos estadios de desarrollo en América Latina, en funcionamiento, en implementación o en proyecto, la mayoría de ellos abiertos con posterioridad al año 2000.
Dado los pocos años de funcionamiento de la mayoría de los PCT en América Latina, se puede considerar que todavía es demasiado pronto para extraer conclusiones firmes. Es posible detectar situaciones que el proyecto del Pacyt local ha considerado desde los primeros esbozos, ante la cabal ponderación de los factores en juego, que de no ser observados pueden resultar en un intento fallido.
El análisis aludido describen tres situaciones que amenazan el éxito de muchas de las iniciativas latinoamericanas; la primera es el escaso componente tecnológico , la segunda, limitados flujos de cooperación en materia de conocimiento, y finalmente la notoria ausencia de creación de empresas de base tecnológica. En varias de las entidades examinadas no resultaba extraño, al presentar alguna o todas de estas situaciones, que la contribución al desarrollo regional y a la creación de sistemas de innovación de gran parte de los parques era restringida.
En las circunstancias del proyecto Pacyt regional están dadas las condiciones para que concurran en sinergias positivas los tres elementos necesarios para resultar en innovación y desarrollo, pero dado lo crítico de su presencia, es indispensable asegurar el compromiso de todos los actores involucrados y preservar la naturaleza de sus propósitos.