Editorial

La conmemoración del Día del Trabajo

Hay todavía mucho por recorrer; acercar las enormes brechas salariales, acordar situaciones propuestas de flexibilidad, de trabajo para los jóvenes y la tercera edad, del debido resguardo de la jubilación digna y tantas otras.

Por: Editorial Diario Concepción 30 de Abril 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

El Día del Trabajo, también conocido como Día Internacional de los Trabajadores, se celebra el 1 de mayo en casi todo el mundo, declarado como fecha conmemorativa en el Congreso Obrero de la Segunda Internacional Socialista, celebrado en París en 1889, en reconocimiento a los mártires de Chicago, en sentido estricto debería ser más bien una conmemoración.

El 1 de mayo de 1886, 200.000 trabajadores iniciaron una huelga para conseguir que la jornada laboral fuera de ocho horas, ya que se les obligaba a cumplir hasta 16. En una protesta en esa ciudad norteamericana, hubo un duro enfrentamiento con muerto y heridos, 31 personas fueron enjuiciadas por el hecho, ocho de ellas fueron condenados; dos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca.

En Chile, ese día se realizan diversas marchas, sin embargo, no suele mencionarse una de nuestras propias tragedias, los sucesos del 21 de diciembre de 1907, que culminaron en la masacre de la Escuela Santa María de Iquique, donde se ordenó a las tropas hacer fuego , ante la negativa de los huelguistas de las salitreras, con solicitudes mínimas, a desalojarla. Según testigos, hubo más de 200 cadáveres en la Plaza Montt y entre 200 y 400 heridos fueron trasladados a hospitales, de los cuales más de noventa murieron esa misma noche.

Se ha cumplido un año de la reforma laboral chilena, dura negociación para buscar los mejores modos de acercar las partes, lograr mayor justicia para determinar el valor del trabajo y defender el derecho de los trabajadores. Las primeras cifras parecen promisorias, a pesar de vaticinios pesimistas, según el Consejo Superior Laboral, integrado por el gobierno, empresarios y trabajadores, se observa menos denuncias de prácticas antisindicales, menos huelgas legales y la mayoría de los servicios mínimos siendo resueltos por la Dirección del Trabajo.

Las cifras evidencian disminución de huelgas, así, el año 2017, año de aplicación de la reforma laboral, se aprobaron 630, de las que sólo 106 fueron efectivas. En cambio, en 2014 hubo 730 huelgas aprobadas y 180 efectivas. También, disminuyeron las denuncias de prácticas antisindicales, pasando de 1.118 en 2015 a 862 en 2017. En 2017 hubo 491 procesos de servicios mínimos, de los cuales la mayoría, el 58,2%, no se logró un acuerdo entre la empresa y los trabajadores, debiendo acudir a la Dirección del Trabajo para destrabar la negociación. El año pasado hubo sólo 27 casos de servicios mínimos, que se terminaron resolviendo en los tribunales laborales.

Hay todavía mucho por recorrer para resolver problemas pendientes en la clase trabajadora, acercar hacia arriba las enormes brechas salariales, agregadas a las diferencias debidas al género, resolver situaciones propuestas de flexibilidad, de trabajo para los jóvenes, de la tercera edad, del debido resguardo de la jubilación digna, otras tantas situaciones que deberán ser adecuadamente resueltas.

Es de esperar que haya pasado el tiempo de los mártires, pero lo que no puede dejar de existir es la dirigencia y el liderazgo auténtico, el que busca el bien común y no utiliza el sacrificio de los trabajadores como personal plataforma política para fines de otra naturaleza. Como nunca antes los líderes sindicales tienen ante sí la responsabilidad de conducir el movimiento de los trabajadores hacia el mejor destino.

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