Es un hecho que Chile viene envejeciendo de manera sostenida en el tiempo. De acuerdo a la encuesta Casen 2015, el 16,7% de la población tenía más de 60 años, lo que equivale a 2.885.000 personas, y para el 2025 la cifra podría llegar al 20%. Esos son sólo cifras, su impacto en la contingencia nacional es otra cosa, en muchas instancias de la vida en la sociedad chilena. Una de las más urgentes de enfrentar podría ser el creciente aumento de problemas de salud, aparejados a la edad mayor y las demandas crecientes para asegurar una razonable calidad de vida.

Ante esta realidad resulta muy relevante otra información clave. Según los registros de la Subsecretaría de Redes Asistenciales, hay sólo 104 geriatras en todo Chile, es decir, por cada 20 mil adultos mayores hay uno de estos especialistas, con otras regiones que no disponen de ese recurso especializado, como es el caso de Arica y Parinacota, Atacama, Coquimbo, Aysén y Los Ríos.

La jefa de la Unidad Geriátrica de Agudos y Cuidados del Fin de Vida, del Hospital San Juan de Dios, en una jornada de esa especialidad efectuada a mediados del año pasado, expresó que, aunque la geriatría comenzó en los años 30 en Gran Bretaña, en Chile es una especialidad de la medicina interna relativamente nueva, sus especialistas, además de insuficientes, están mal distribuidos. Sin considerar ese último aspecto, en nuestro país hay sólo un geriatra por cada 167.000 habitantes.

Un escenario muy desfavorable en un país envejecido, con tasas de natalidad muy bajas, menores al 1%, mientras las personas de 80 años han aumentado exponencialmente, de esa manera, en la actualidad, hay 4.770 personas de 100 años y más, 3.171 mujeres y 1.599 hombres. Hacia el año 2025 habrá más adultos mayores que menores de 15 años. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, en Chile viven 2,2 millones de personas de 65 años o más, 12% de la población y en 2050 esa cifra subirá a 5,4 millones.

El presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile , señala que “los adultos mayores ya son los principales usuarios del sistema de salud y lo van a ser todavía más”, para insistir en la importancia de que el sector se adapte con la mayor celeridad posible Unidades Geriátricas Agudas, sectores hospitalarios especializados con médicos geriatras, enfermeras, kinesiólogos y equipos completos capacitados, ya que, además de tratar problemas de salud, desarrollen acciones concretas en prevención, rehabilitación y hasta ejercicios para retardar problemas cognitivos y de movilidad.

La mayor dificultad es tener especialistas, ya que para formar un geriatra se necesita una preparación académica de 12 años, los siete años de medicina, más tres de internista y dos años para adquirir la subespecialidad. En ese extenso período algunos derivan a otras especialidades, posiblemente más atractivas profesionalmente, a menos que exista una fuerte convicción.

Ante una realidad como esta hay soluciones propuestas, como acotar los tiempos de formación, con carreras médicas orientadas desde temprano a esa especialidad y una serie de propuestas para habilitar en todos los hospitales del país unidades especializadas. Es el problema país por antonomasia, es decir, del tipo de circunstancias que requieren de urgentes y poderosas políticas de Estado, por la sencilla razón de no existir alternativas.