El desafío insoslayable de la prensa escrita
21 de Marzo 2019 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
Se requiere de un nuevo periodismo, más sensible, comprometido e informado, un periodismo que se haga cargo de las necesidades reales de las personas y comunidades.
Se ha anticipado, con la aparición de las actuales tecnologías de la comunicación cada vez más inteligentes, la desaparición de la prensa escrita, con casi absoluta certeza, a pesar que pronósticos de igual grado de fatal desenlace, se habían emitido en relación a los libros, intuyendo que las innumerables ventajas de la edición electrónica les transformarían en objetos históricos.
Hubo factores no contemplados por los agoreros que han permitido, no sólo la sobrevida, sino el renacimiento de los libros. Una situación similar en lo relativo a los diarios de papel, no parece todavía posible, falta sin embargo observar el desarrollo de los acontecimientos, antes de apostar por el cumplimiento de la profecía, la agonía y muerte de la prensa.
La extraordinaria facilidad y universalidad de las comunicaciones, la inmediatez de sus contenidos y la más que heterogénea identidad de los comunicadores, dejando aparte las deliberadas intenciones para aprovechar el impacto de esta nueva liturgia de las informaciones y noticias, al segundo de su ocurrencia, o antes, si se considera conveniente, han abierto la inquietante posibilidad de la incertidumbre.
Se ha expresado auténtica preocupación por la calidad de la información, su verosimilitud y profundidad, que suele estar disponible para los consumidores, preocupación en el sentido de dudar que sea suficiente el modo de visualizarla, la revisión con característica estroboscópicas, mediante el deslizamiento rápido del índice sobre la pantalla, los segundos para leer un par de líneas, antes de marcar preferencias, la moneda de cambio de este mundo en red.
Esa forma de información, que fluye constantemente, no pocas veces cambiando de sentido, o simplemente desapareciendo o siendo reemplazada por otras versiones, revela que no tenía en realidad soporte, una situación que no deja testimonio, ya que puede ser retirada de las pantallas con la misma velocidad como estuvo en ellas, abre un nuevo desafío, recobrar la confianza en la información.
En ese sentido, el periodismo, aludido como una de las profesiones a desaparecer con el advenimiento de la inteligencia artificial, puede tener una nueva categorización de valor. Frente a la múltiple e incesante información, por su abundancia confusa, se presenta la opción de ofrecer claridad, la nueva forma del poder de las comunicaciones, claridad suficiente para entender lo que sucede, para interpretar los signos de los tiempos y para tomar las decisiones que afectan directamente nuestras vidas.
No se trata solamente de certezas en saber, se trata de la esencia de la democracia, tomar decisiones basadas en la mayor proporción de verdad, para lo cual se requiere información oportuna y fidedigna. La subsistencia de medios serios es necesaria, la prensa escrita es una oportunidad de conocer a cabalidad y una referencia que permanece para ser verificada, por tanto, sus contenidos tienen la garantía de la certeza, un insumo indispensable para tomar decisiones fundamentales a pleno conocimiento, o se corre el riesgo de tomarlas en base a información incompleta o peor todavía, deliberadamente falsa.
Se requiere, sin embargo, de un nuevo periodismo, más sensible, comprometido e informado, un periodismo que se haga cargo de las necesidades reales de las personas y comunidades, de otro corre el riesgo de ser merecidamente irrelevante.