El 38% de las mujeres que mueren en el mundo es a causa de la violencia de género. La brecha salarial de género es universal, Chile tiene la más alta de la Ocde: Mujeres con estudios superiores ganan 35% menos, hay algunos países en los que las mujeres cobran hasta un 75% menos al mes que sus contrapartes masculinas.
En todos los tonos, los medios de todo el mundo, se han referido a la altísima convocatoria de las mujeres para hacer valer sus derechos y buscar avances concretos para un trato efectivamente igualitario, definitivamente, un punto de no retorno, la sociedad ha cambiado, la situación actual es definitivamente insostenible y lo único que falta por definir son los plazos, las situaciones están suficientemente claras, así como las dificultades para darles término.
Hay demasiados parámetros que prueban objetivamente la situación de desigualdad e injusticia hacia la mujer, en algunas culturas a niveles intolerables, una larga lista que permite con facilidad la confusión de prioridades y objetivos, diversas organizaciones internacionales entregan un cuadro sombrío, pero auténtico, el 79% de las personas que son vendidas y compradas para ser explotadas sexualmente son mujeres y niñas, un tercio de las mujeres son obligadas a casarse tempranamente, todavía hoy los medios de comunicación que publican titulares machistas en noticias protagonizadas por mujeres.
El 38% de las mujeres que mueren en el mundo es a causa de la violencia de género. La brecha salarial de género es universal, Chile tiene la más alta de la Ocde: Mujeres con estudios superiores ganan 35% menos, hay algunos países en los que las mujeres cobran hasta un 75% menos al mes que sus contrapartes masculinas. Aproximadamente, el 40-50% de las mujeres que viven en la Unión Europea sufren acoso en el trabajo. Globalmente, sólo el 21% de los puestos directivos son ocupados por mujeres. Las mujeres representan dos tercios de los 792 millones de adultos analfabetos en el mundo.
Con toda esta larga y aún incompleta relación de circunstancias negativas, es tan complejo establecer prioridades, como encontrar soluciones completas en plazos breves, sin embargo, hay algunas que no pueden postergarse, como el persistente alto índice de violencia en la sociedad chilena. Una reciente investigación en 40 países, logrando entrevistar a cerca de 31 mil personas, determinó que en Chile aún existen altos índices de violencia, el 31% de las mujeres respondió afirmativamente al preguntárseles si habían sufrido algún tipo de violencia, ya sea física o psicológica, en el último año. La cifra ubica a Chile en el tercer lugar del ranking de los países consultados (ver infografía), sólo por detrás de Paraguay, con 35%, y de México, con 34%.
Las cifras son preocupantes y dejan poco espacio para la inercia, el denominado mobbing, una forma de violencia psicológica en la cual la víctima es sometida a todo tipo de maltratos, desde los más sutiles, como rumores o burlas, hasta los más evidentes, como la ofensa verbal, la descalificación pública, la humillación e, incluso, la violencia física, ha sido estimado como de extrema frecuencia en nuestro país, así, un 80% de los trabajadores chilenos dice haber experimentado algo así en su trabajo. Chile es descrito como el segundo país con más prácticas de este tipo en Latinoamérica, superado sólo por Costa Rica.
Si bien es cierto, las denuncias de estas situaciones han aumentado en porcentajes considerables, los efectos de tales denuncias no terminan de clarificarse, la sensación impunidad de los hechores tiene que desaparecer, la sociedad chilena está al debe con las mujeres, no se puede seguir de igual manera.