A pesar de los problemas pendientes, el país se observa optimista, pero realista, ante una serie de cambios sociales. Con nuevas áreas de conflictividad, de la menor confianza en iglesias y tensiones entre libertad personal y seguridad, más aquellos asociados a la migración.
Terminado el período de vacaciones para la mayoría de los chilenos, tendremos que empezar a enfrentar las urgentes tareas del presente, sin dejar mayores espacios a la reflexión, como puede ser el inventario del pasado próximo, cuya intensidad ha sido suficiente como para cambiar a la sociedad en más de un sentido.
La instancia que más se presta para esta necesaria evaluación es el resultado de la Encuesta Bicentenario 2018 UC-GfK Adimark, analizados por un grupo de académicos, investigadores y políticos reunidos al efecto en un seminario para explorar las Percepciones, libertades y creencias de la ciudadanía y plantear una suerte de testimonio de cómo está cambiando Chile.
A pesar de las continuadas expresiones de insatisfacción por problemas nacionales que no parecen resolverse con la velocidad y profundidad que debieran, el país se observa optimista, pero realista, que está viviendo una serie de cambios sociales, con nuevas áreas de conflictividad, que resultan de una menor confianza en iglesias, tensiones entre libertad personal y seguridad y la migración, mientras parecen haberse atenuado los conflictos clásicos, entre ricos y pobres, o entre trabajadores y empresarios.
Esta investigación, que se realiza anualmente, mediante entrevistas personales a un universo de 2 mil personas en todo el país, en la descripción de sus autores “Es un trabajo que apunta a detectar e identificar elementos subyacentes en la sociedad (…) con el objeto de poder discernir sobre qué entramado de creencias, sensibilidades y percepciones se van a anidar, entre otros, las políticas públicas”.
El fenómeno de la migración, por ejemplo, una situación inédita en Chile, por su magnitud y expansión ha introducido efectos sociales que no terminan de definirse y cuyo impacto en el futuro es difícil de dimensionar, el 75% de los consultados estima que es “excesiva” la cantidad de inmigrantes en el país. No obstante, el 95% dice no haber tenido problemas con ellos. A juicio de los panelistas, la rapidez con que se ha producido el fenómeno de la migración explica en buena medida las aprensiones, aunque la percepción adversa es mayor en grupos de menores recursos y en el norte del país.
Por otra parte, el mayor conflicto se percibe en la relación entre el Estado y el pueblo mapuche. El 80% de las personas piensa que hay “un gran conflicto” entre ambos, una situación irresuelta que ha impactado notoriamente en una significativa proporción el territorio nacional que el ciudadano común espera se resuelva pacíficamente bajo el marco de la equidad y la justicia.
Otro aspecto notable es verificar que la población está dispuesta a sacrificar espacios de su libertad personal con miras a fortalecer su seguridad, que la delincuencia no da pausan y, por tanto, se justifica medidas excepcionales, así, 85% está de acuerdo con que existan cámaras de vigilancia en lugares públicos.
Aunque hay una crisis de confianza con la iglesia, se mantiene constante la identificación con ella lo cual parece mostrar que muestra que la experiencia religiosa tiene una connotación espiritual que va más allá de la institución.
Con esa base empezamos un nuevo año, con renovada confianza en la capacidad de todos los chilenos para reaccionar en busca de la felicidad, una sociedad que tiene una notable y alentadora vitalidad.