Editorial

Formación preescolar, un pilar clave para mejorar la educación

El desafío más urgente en la educación chilena es claro: mejorar la calidad. Y allí los expertos apuntan a poner a la escuela en el centro, renovar las prácticas administrativas y pedagógicas, y utilizar nuevas estrategias dentro del aula.

Por: Editorial Diario Concepción 14 de Febrero 2019
Fotografía: Raphael Sierra P.

Hace justo un año, el académico finlandés e investigador de Harvard, Pasi Sahlberg, esbozaba en el Encuentro Anual de Políticas Públicas de la UDD, un diagnóstico lapidario: “No hay sistema en el mundo que haya mejorado con las políticas educativas que hoy tiene Chile”. A su juicio, nuestro sistema educacional refleja una profunda desigualdad de ingresos en la sociedad chilena y para revertirlo debe focalizarse el esfuerzo y los fondos estatales en la formación de los niños, con un sello de colaboración más que de competencia.

Recientemente, el equipo de Política Educativa de Educación 2020 presentó un balance sobre cuánto se ha avanzado en la última década en materia de resultados en educación y cuántos nos falta aún para alcanzar estándares Ocde.

La revisión de indicadores 2008- 2018 reveló que aún hay una deuda con la calidad de los aprendizajes. En ese sentido, el informe apunta que las principales metas del gobierno deben ser, en primer lugar, aumentar la cobertura y calidad de la educación inicial, para así asegurar mejores niveles de calidad y, en segundo lugar, poner foco en la sala de clases, donde se debe mejorar la calidad de los aprendizajes de los estudiantes, que hoy están en niveles críticos.

Para hacer más claro su trabajo, los investigadores dividieron el impacto de las políticas gubernamentales por nivel educativo. Así, en la educación inicial se registraron avances relevantes: en una década aumentaron los recintos de párvulos de 2.500 a casi 6 mil, no obstante, aún hay indicadores muy por debajo del promedio Ocde. Un ejemplo: En 2015 se reguló la proporción de profesionales por párvulo (una de las condiciones más relevantes para asegurar la calidad en este nivel) y se llegó a una educadora para 45 párvulos. El parámetro Ocde es de un profesional cada 14.

Por cada niño existe un financiamiento público que alcanza los $185 mil, mientras que el promedio de los países Ocde es de, aproximadamente, $430 mil.

En 2008, en Chile la cobertura de niños de 0 a 3 años alcanzaba a un 16%. Hoy, esta cifra llega 32,8%, sin embargo, sigue distando del 53,5% que promedian los países de la Ocde.

Para los investigadores, la educación inicial resulta clave para el desarrollo de los niños, y no hay otro nivel educativo que iguale su impacto, por lo que debiera ser la prioridad legislativa y financiera número uno, haciéndose necesario incrementar la cobertura con calidad y establecer modelos de atención que incorporen la participación de familias, Ello de la mano de una mejora a las condiciones de trabajo de las educadoras y técnicos de párvulos, junto a un foco en la formación de más y mejores profesionales para poder aumentar el número de adultos por niño en las aulas.

Para los investigadores de Educación 2020, ante resultados de aprendizaje estancados, el desafío más urgente es claro: mejorar la calidad. Y allí apuntan a poner a la escuela en el centro, renovar las prácticas administrativas y pedagógicas, y utilizar nuevas estrategias dentro del aula que permitan fortalecer las competencias del siglo XXI. La conclusión no admite réplica: haciendo más de lo mismo no lograremos que nuestros niños desarrollen todo su potencial, independiente de su contexto socioeconómico.

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