Urgencia de cambiar hábitos nutricionales y físicos en la niñez
13 de Febrero 2019 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
De los 806 mil escolares censados en cuatro distintos niveles en el país, el 23,9% presenta al-gún tipo de obesidad en Primero Básico. Y de dicho porcentaje, un 8,1% presenta obesidad severa, y al separarlos por género son más los niños, con 10,3%, que niñas con 5,9%.
Hace tiempo que se habla de lo mal que la población chilena está en temas de nutrición y ejercicio físico. Una realidad presente en toda la comunidad, pero que, sin dudas, adquiere una mayor relevancia en los niños, grupo donde los niveles de obesidad y la falta de actividad física muestran cifras cada vez más preocupantes.
Así como es responsabilidad del Estado velar por la salud de la población, esto también debe ir orientado de forma importante, no sólo en la cobertura hospitalaria para atender las patologías o los traumatismos y accidentes, sino incentivando la cultura del auto cuidado, hacer a las comunidades y a las personas responsables de su salud de una manera integral. El primer artículo de la Constitución lo alude de manera amplia y clara, señalando que el Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común.
El preocupante diagnóstico se basa en los últimos estudios. De acuerdo al Mapa Nutricional 2017 de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), se muestra la necesidad urgente de tomar medidas en torno a la situación. De los 806 mil escolares censados en cuatro distintos niveles en el país, el 23,9% presenta algún tipo de obesidad en Primero Básico. Y de dicho porcentaje, un 8,1% de los estudiantes de este grado presenta obesidad severa, y al separarlos por género son más los niños, con 10,3%, que niñas con 5,9%.
Además, es interesante observar que la condición de obesidad severa ya es está presente en niños de kínder, con cifras cercanas a las de la educación básica: 7,6% en promedio, con 9,2 y 5,9%, respectivamente en niños y niñas. La tendencia se revierte fuertemente en la educación media, en ese nivel, los porcentajes bajan a un promedio de 2,1% con pocas variaciones de género.
En este sentido, tampoco ayuda a generar buenos hábitos la escasa consideración o relevancia que se le da a las horas de educación física en la primera infancia. Existen programas impulsados por Junaeb y el IND, que buscar que un niño alcance, al menos una hora diaria de ejercicio idealmente moderado-intenso, y por ello, se ejecutan iniciativas para que los más chicos dediquen sus recreos a la actividad física.
Además, prontamente se implementará el programa “Crecer en movimiento”, Una iniciativa que partirá con niños de tres años, con jardines activos, donde se le enseñarán las primeras habilidades motoras y, luego, continuará con procesos de iniciación deportiva. Así, la idea es continuar hasta los jóvenes entre 14 y 18 años, donde exista una especialización deportiva para quienes se sientan atraídos y muestran habilidades para una disciplina en particular, y que quienes no muestran un alto interés o un talento especial, al menos, incorporen el hábito de hacer ejercicio físico a su vida.
Sin lugar a dudas, este tipo de propuestas representan cambios favorables, que aunque puedan parecer modestos en algunos casos, demuestran que aún siendo difícil es posible enfrentar este problema en un plazo razonable, sobre todo, si se obtiene una gran sinergia entre todos los actores e instituciones que están involucradas en este ámbito y se cuenta con el compromiso de la ciudadanía.