Como todo proyecto visionario de la Región, ha sufrido los embates de la crítica, comprensible si fuera desde los niveles centrales, pero harto menos explicable cuando esta se origina localmente. Una constante en las iniciativas importantes hechas por quienes tienen una visión de futuro.
No es del todo una buena noticia la inauguración de la nueva Línea 3 del Metro de Santiago, por ser de aquellas que dan cuenta de la apuesta insostenible de un país que ha optado por poner todo o casi todo, en la capital de la República, con los recursos que se suponen son de todos los chilenos, de esa manera la red santiaguina suma 22 kilómetros, con lo que su extensión crecerá a 139,7 km, pasando a ser así la segunda en Latinoamérica, muy por encima de Sao Paulo o Buenos Aires.
Según la organización World Metro Database, a nivel internacional existen 212 ciudades que cuentan con tren subterráneo, en ese inventario es donde quiere inscribirse nuestra ciudad. El Metro penquista había sido contemplado como proyecto en el gobierno anterior, anunciado en 2014, como la ampliación natural y lógica del Biotrén hasta el centro de Concepción, con ocho estaciones soterradas, con una extensión de 4,8 kilómetros, además de un nuevo puente ferroviario, en esa oportunidad se estimó una inversión superior a los US$ 400 millones, que no parece extremadamente alta si se considera, por ejemplo, el costo del túnel Vitacura, también de la capital, estimado en 926 millones de dólares.
Como todo proyecto visionario de la Región, ha sufrido los embates de la crítica, comprensible si fuera desde los niveles centrales, pero harto menos explicable cuando esta se origina localmente, como ha sido una constante en las iniciativas importantes hechas por quienes tienen una visión más alejada de la coyuntura, ocurrió hasta con la idea del rector Enrique Molina de construir el Campanil en el campus de la Universidad de Concepción, con movilización de los estudiantes de la época al considerarlo una inversión fuera de toda prioridad.
El Ministerio de Transporte actual había dado una respuesta lapidaria al proyecto, declarándolo inapropiado e innecesario, sin embargo, la opinión ciudadana, declarando un masivo interés en esta obra, volvió a poner el tema sobre la mesa y el alineamiento, por ver cuán sincero, de algunas autoridades locales.
En esa dinámica, donde nuevamente el protagonista ha sido el Metro de Concepción para la intercomuna, la subsecretaría de Transportes ha confirmado recientemente nuevos estudios, de ese modo se actualizarían las cifras de un informe similar, realizado el año 2015 por Fesur, que estimó una rentabilidad social de 6,7%. Al respecto, el subsecretario declaró; “uno nunca debe descartar la posibilidad de un Metro, menos en Concepción. Pero debemos potenciar lo que se tiene, que es una vía férrea subutilizada”, Sin considerar que justamente la razón del relativo poco uso de la línea es un puente obsoleto y un tren que deja a los pasajeros en la periferia de la ciudad.
Para los urbanistas, muchas autoridades locales y la Cámara Chilena de la Construcción, como para el presidente del Metro de la capital, éste debería ser subterráneo, para no restar espacio público, que en primera etapa pase por el centro y, en términos del alcalde penquista, que dialogue con diferentes medios de transporte, estableciendo conexiones con una serie de hitos urbanos.
Es otra oportunidad para poner a Concepción de pie, cobrar la palabra de nuestros representantes y hacer presente la rentabilidad social, un salto adelante que a la ciudad le hace muchísima falta.