Por las tendencias que la sociedad que ha optado masivamente por la residencia en ciudades, es conveniente examinar para que se han erigido, más allá de un simple asentamiento humano. Asociado al concepto de ciudad está el de urbanismo, ambos términos con el sentido latino de civitas; el conjunto de ciudadanos y urbs, la ciudad en sí, físicamente constituida. Entonces, es imposible concebir una ciudad sin contemplar a sus ciudadanos, los actuales y los futuros.

En ese particular, es especialmente relevante la publicación reciente de Plataforma Urbana, en la cual se presentan los instrumentos de planificación con los que se pretende dar forma a las ciudades de Chile de aquí al 2030, comprendiendo, tanto la capital como las ciudades en las distintas regiones del territorio. El estudio realizado por la Universidad Católica en conjunto con el Banco BBVA aporta antecedentes acerca de cuál será la constitución de nuestra sociedad y cómo se dará el desarrollo y crecimiento urbano en los próximos diez años.

Según estas fuentes, la población urbana en nuestro país ha experimentado un cambio notable en las últimas décadas, de tal manera que actualmente el 87% de la población vive en ciudades, una relación dentro de la tendencia, pero con características más acusadas; en Latinoamérica la población urbana asciende al 61%, es decir, 26% más baja que la de Chile.

Es igualmente interesante consignar que entre los años 1993 y 2003 las capitales regionales, excluyendo la Región Metropolitana, crecieron en 40%, lo que explica que los permisos de edificación en el país crecieron en un 127% en 16 años, mientras que en las capitales regionales crecieron en un 175% en el mismo período. Según estudios conjuntos del Departamento Desarrollo Urbano del MINVU, con el Observatorio de Ciudades de la UC, hacia el año 2030 Chile contará con 3,5 millones de nuevos habitantes en las ciudades y 1,5 millones más de hogares urbanos.

Es relevante considerar que esos 1.5 millones  nuevos hogares requerirán aproximadamente 140.000 nuevas hectáreas urbanas. Por tanto, estamos frente a un escenario de inevitable necesidad de hacerse cargo del crecimiento de las ciudades y de la manera como sería mejor que ocurra, en el punto intermedio entre densificación o expansión, asegurando la mayor equidad social y con oportunidades para todos quienes las habitan.

Es este último elemento el que debería tener la mayor participación y compromiso posible, la comunidad de la ciudad, al igual que otros contextos de relaciones sociales, tiene sus propios espacios, su propia estructuración del espacio social, de tal manera que para los urbanistas y las autoridades responsables hay dos realidades simultáneas, la antigua ciudad, que requiere mejoramientos en conjunto con sus residentes, a veces por varias generaciones y la ciudad nueva y creciente que no debe olvidar que es la ciudad para el futuro y que debe tener igualmente los resguardos de asegurar la mejor calidad de vida.

La realidad de la ciudad de Concepción como las otras de la Región debe ser expuesta de modo transparente y abrir los espacios para la opinión informada, ya que, al final son nuestros hijos los que van a vivir en ellas.