Editorial

El potencial auge exportador agropecuario regional

Si bien es cierto la industria forestal es por mucho la principal fuente de riqueza regional también es cierto que hay un costo a largo plazo; la renuncia a contemplar opciones, el reblandecimiento de la voluntad de crear, de buscar otras fuentes de ingreso, igualmente poderosas.

Por: Editorial Diario Concepción 13 de Enero 2019
Fotografía: Referencial

La nueva Región del Bío Bío tiene que pensar de nuevo, ya que es otra y diferente, a su disminución territorial tiene que agregar la desaparición de algunas de sus oportunidades para el desarrollo, aunque nada de aquello atenta contra su horizonte de crecimiento, sólo que obliga a fijar con mayor certeza y mejor liderazgo las acciones para retomar su progreso, por demasiado tiempo insuficiente.

Entre las nuevas obligaciones está aquella de buscar alianzas de mutuo beneficio, negocios en el mejor sentido de la palabra, es decir transacciones  en las cuales  las partes salgan beneficiadas de tal modo que en vez de generarse desconfianzas y resentimientos se produzcan deseables dinámicas de vinculación  y colaboración.

Si bien es cierto la industria forestal es por mucho la principal fuente de riqueza regional, también es cierto que hay un costo a largo plazo, la renuncia a contemplar opciones, el reblandecimiento de la voluntad de crear, de buscar otras fuentes de ingreso, igualmente poderosas, que tengan aparejadas, además de la producción rentable, condiciones paralelas y simultáneas de beneficio, para quienes laboran en ellas,  como para el territorio que las acoge y las personas que en el viven.

Una señal que merece harto más atención es el auge de las exportaciones frutícolas, la última información del Banco Central, las exportaciones de esta fruta subieron 110% en 2018, totalizando US$1.080 millones, acercándose bastante a la nave capitana de la exportación frutícola, las uvas, que siguen ocupando su tradicional primer lugar con US$1.233 millones. En tercer lugar, se quedan las manzanas con US$703 millones, en cuarto lugar los arándanos y en el último lugar las paltas, con cifras menores.

Los volúmenes son cuantiosos,  las cerezas superaron las 180 mil toneladas de exportación, representando un incremento de 126% en los envíos. Después de la manzana, con  776 mil toneladas y uva de mesa con 724 mil toneladas. En resumen, los envíos de frutas totalizaron US$5.608 millones el año recién pasado,  lo que significa un alza de 15% en relación a 2017, siendo así un importante aporte el carro de las exportaciones no mineras del país.

El rubro alimentos, en el cual se incluyen los datos anteriores, contempla las exportaciones de salmón y  trucha, que igualmente mostraron cifras en aumento, un 13,3% de alza, es decir más de 10 millones de dólares.

Es este nicho el que requiere mayor atención, es la alternativa aludida, ya que la producción agropecuaria es más prioritaria que la más sofisticada tecnología, es en efecto indispensable, los productores de alimentos, no pueden ser subestimados, y  nuestra región, con la nueva Región del Ñuble, más otras del sur de Chile pueden potenciarse para producir, procesar, transportar y poner en el mercado una producción amable con el planeta, con externalidades positivas de amplio espectro.

La infraestructura combinada de puertos, un sistema de transporte eficiente y el avanzado estado del arte en almacenamiento y preservación de productos alimentarios, son en conjunto una nueva y poderosa oportunidad, más la posibilidad de acreditar estándares de producción para exportación directa a centros de consumo, requieren que de una comprometida voluntad de trabajo conjunto, mientras antes se empiece, mejor.

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