El primer Ministro de Ciencia e Innovación
26 de Diciembre 2018 | Publicado por: Editorial Diario Concepción
La ciudadanía debería tener claridad que el país debe ser capaz de encontrar sus propios modos de acercarse a la innovación y a la investigación, ya que el nuevo conocimiento es la oportunidad real de competir y progresar.
El Diario Oficial publicó en agosto del presente año, la Ley 21.105, que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación; una iniciativa que ingresó al Congreso en enero del año pasado y aprobada en mayo último. Hace pocos días, el Presidente Piñera designó a Andrés Couve como el flamante primer ministro de Ciencias en la historia de Chile.
Tendrá el Ministro que hacerse cargo del objeto de la ley que crea su cartera, la cual, en su artículo primero lo describe; “establecer un marco general que estructure, impulse, coordine y promueva las actividades de ciencia, humanidades y desarrollo tecnológico en todas sus etapas, a fin de contribuir al desarrollo sustentable y al bienestar social”.
La normativa instala un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, compuesto por organismos, instituciones y personas, estructurado en torno a la formación de recursos humanos altamente calificados, fomento productivo, emprendimiento, desarrollo tecnológico, conocimiento y cultivo de las ciencias, las artes y las humanidades.
Las funciones del Ministerio conforman una larga lista, que remata con una frase abierta; “y las demás funciones que la ley le encomiende”. Entre estas, hay una cuyo sentido representa uno de los desafíos de mayor complejidad; “contribuir a la formación de una cultura científica y a la comprensión, valoración y difusión de la ciencia, investigación, tecnología e innovación en el país, en todos los ámbitos”.
El Ministro Couve, Profesor de la Facultad de Medicina, U. de Chile, Director Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, con postgrados de University College London y Mount Sinai School of Medicine de New York, sabe exactamente del horizonte de la ciencia en nuestro país, partiendo de su declaración a un medio de circulación nacional; “la manera de hacer las cosas en Chile no ha cambiado desde la Colonia”.
Cambiar la dinámica y las estrategias resulta indispensable, el ministro lo señala al estimar que la ciudadanía debería tener claridad que el país debe ser capaz de encontrar sus propios modos de acercarse a la innovación y la investigación, ya que el nuevo conocimiento es la oportunidad de competir y progresar. Está cada vez más claro que se debe fortalecer los lugares donde se hace la investigación, además de hacer cambios en la economía, la educación y la cultura.
No es posible dudar de las intenciones del titular de la nueva cartera, su propia experiencia como científico joven que ha experimentado las dificultades de llevar adelante proyectos científicos de envergadura, testigo y participante de la revolución de los delantales blancos, cuando por primera vez los investigadores salieron a la calle para manifestar su disconformidad con la política chilena de hacer ciencia.
Las razones de esa disconformidad, las ferviente declaraciones de apoyo de los políticos y altas autoridades del país, no han tenido resultado concretos, los aportes para el financiamiento científico siguen siendo, paupérrimos, la inversión del país alcanza el 0,38% del PIB versus los 2,4% del promedio de los países Ocde.
Sin embargo, la importancia de la investigación y la innovación para el desarrollo del país tiene que ser entendida por toda la sociedad chilena, ese el desafío principal, de no ser así la voz de la ciencia seguirá siendo un llamado distante y postergado.