El proceso de cambio de gobierno regional está lo suficientemente maduro como para dar esa realidad como establecida y poder examinar el escenario que se despliega a las expectativas de la Región en general y a nuestra ciudad en particular. Este medio ha estado, independientemente de las líneas políticas de las autoridades actuantes, atento a las iniciativas que se dirijan al progreso. En algún momento se interpeló a quienes correspondía, sobre qué le estaba pasando a la ciudad, con una serie de grandes problemas pendientes, una inquietud que fue debidamente atendida, aunque por las dificultades de siempre algunos temas quedaron pendientes.
Hay entonces, todavía mucho por hacer, pero han surgido dos situaciones que de algún modo mueven a inquietud, la primera es detener iniciativas valiosas o cambios de objetivos sin una explicación razonable y la otra, que parece pertenecer a la idiosincrasia nacional, la obstrucción de las buenas ideas, aduciendo que hay otras igualmente importantes y que resultarían postergadas, una situación que la sabiduría popular describe como el sacrificio de lo bueno posible, por lo mejor utópico.
La declaración de que el soterramiento es importante para recuperar la conectividad, pero que debe evaluarse en relación a otros proyectos más urgentes, es un ejemplo clásico, a pesar del fuerte apoyo público a ese cambio que integraría a la ciudad un sector hasta aquí segregado, una tarea pendiente que en la última campaña presidencial fue descrita para “modernizar el transporte público, extender el recorrido del Biotrén e iniciar el soterramiento de la vía férrea que cruza la ciudad”.
También está allí otra reacción parecida ante la aspiración del metro penquista, “no hay demanda que justifique la construcción de un metro en Concepción”, como si la idea del metro fuera planteada para un plazo inmediato, cuando se trata de iniciar una dinámica que responda a las necesidades futuras de una ciudad que a esta altura ya ve amenazada sus posibilidades de desplazamiento vehicular, con las calles a punto de saturación.
Para no abundar, se puede exponer el desconcierto de muchas entidades de la ciudad que estaban involucradas en un eventual proyecto comercial con China, al observar que esta iniciativa se detiene y se reemplazaría con un intento similar con otros países asiáticos, sin haberse conocido razones para ese cambio de política, desconociendo que la mentalidad de los países del Asia Pacífico sigue muy de cerca la continuidad de los proyectos y la seriedad de los compromisos.
La ciudad, la Región y sus provincias se merecen un mejor trato, no un solo proyecto cuya ejecución cancele los demás, sino muchos que puedan llevarse a cabo con una gestión poderosa, el Parque Científico y Tecnológico, por ejemplo, que requiere de convicción y apoyo decidido, la remodelación de la manzana del Mercado, que sigue esperando mejor destino.
La ciudadanía espera un compromiso claro y decidido de sus autoridades, saber de los proyectos que se impulsarán en este período, la hoja de ruta para el futuro próximo y lejano, que nos permitan recuperar el posicionamiento y la dignidad, dejar de ser el traspatio del crecimiento de la capital de Chile, de la cual está cada vez más distanciada. Una región con visión a largo plazo que invite a sus hijos a quedarse mediante la oferta de oportunidades y no a emigrar si quieren llegar a alguna parte.