Hay un aumento de los casos , con la preocupante tendencia de la llegada a las clínicas de niños menores y graves, de siete u ocho años, una situación que en épocas anteriores era muy rara. Se agrega a esta situación, que el 60% de estas urgencias en menores de 15 años se deben a intentos de suicidio.
Para cualquier persona, independientemente de su cultura y situación socioeconómica, los niños son lo que son y la niñez, salvo extremos, un período inapto, entre inocencia y falta de madurez, como para hacerse cargo de las dificultades del mundo y, por tanto, se espera que el niño sano promedio sea un niño razonablemente feliz. Sin embargo, la modernidad está empezando a desafiar ese paradigma, el párvulo inocente está empezando a sufrir. En una realidad antes impensable, la ansiedad y la depresión son cuadros que aparecen cada vez con mayor regularidad y a edades más tempranas.
Ambas patologías no son únicamente mentales, o psicológicas, la ansiedad es un estado mental que genera una gran inquietud y una extrema inseguridad, con síntomas físicos, como taquicardia, falta de aire, temblores, sudoración, nauseas, vómitos, entre otros, añadidos a una sensación de peligro constante, inquietud y agobio, o trastornos cognitivos, tales como confusión y dificultades para concentrarse o prestar atención, más efectos sociales como dificultad para expresarse, irritabilidad y ensimismamiento. Por su parte, el niño con depresión se muestra triste, con pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, más trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.
En el Hospital Infantil Calvo Mackenna han notado un aumento de los casos y a edades más tempranas, según declaraciones a los medios, con la preocupante tendencia de la llegada al servicio de psiquiatría de niños menores y graves, de siete u ocho años, una situación que en épocas anteriores podía ser descrita como muy rara. Agrava esta circunstancia que el hecho que el 60% de estas urgencias en menores de 15 años en ese recinto se deben a intentos suicida, los cuales están estrechamente asociados a cuadros depresivos. En términos de los especialistas “muchos ingresan por un cuadro de agitación de conducta, pero al estudiar el caso uno encuentra que en el trasfondo hay un cuadro depresivo o ansioso”.
Se ha aludido directamente al abuso de tecnología como una de las causas, en efecto, según datos globales, como los publicados recientemente por la revista Child and Adolescent Psychiatry, la denominada hiperconexión a las pantallas se asocia con el circuito de la dopamina, que es el neurotransmisor del placer. Al igual que el consumo de drogas, que la libera, se ha observado que las pantallas actúan de modo similar, al mirarlas hay placer, pero luego producen ansiedad o depresión. Un importante factor que contribuye a advertir que los problemas de salud mental serán la principal causa de enfermedad en niños de 4 a 15 años a nivel mundial en los próximos años.
El uso constante de redes sociales está creando niños hiperconectados con el mundo digital, pero con pocas interacciones cara a cara, en el fondo puede resultar en un menor soporte afectivo, el que requiere de contacto directo interpersonal, incluyendo las comunicaciones familiares, en otros términos, el aumento de la socialización, como una forma de adquirir competencias para lidiar con las dificultades propias del desarrollo.
Los padres están en la actualidad más atentos a este tipo de consecuencias, pero, igualmente, se requiere el fortalecimiento de la comunicación directa interpersonal entre los miembros de la familia, como una base de protección para la salud mental de niños y jóvenes.